La luz al final de la vida

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  Seguramente usted ha escuchado eso que para muchos es una especie de mito. La luz blanca que se ve al morir o los que algunos confiesan es que se ve en un instante una película rapidísima, veloz, donde se pasa todo lo que uno ha hecho en la vida. Si a usted le dicen esto, usted dirá: no, eso es imposible, no, yo no puedo estar viendo en un instante todo lo que yo he vivido o eso de la luz blanca suena como a mentira como a exageración. ¿Saben? Parece que es verdad. Esto lo leo en la página de la BBC:

  Los científicos creen que en el momento en que se para el corazón puede haber más actividad cerebral.

  Una luz blanca al final de un túnel o la «película» de toda una vida en un instante no son, parece, la puerta de entrada al más allá.

  Las intensas sensaciones descritas por personas que estuvieron a punto de morir y sobrevivieron –conocidas como «experiencias cercanas a la muerte»– podrían estar causadas por un aumento repentino de la actividad eléctrica en el cerebro.

  Ese es el hallazgo de un estudio realizado con ratas agonizantes que observó un aumento de las ondas electromagnéticas en el momento de la muerte.

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  Los investigadores a cargo de esta investigación creen que este mismo fenómeno puede producir un estado de conciencia intensificado en los seres humanos.

  «Mucha gente ha pensado que el cerebro después de la muerte clínica está inactivo o hipoactivo, con menos actividad que en estado de vigilia, y nosotros mostramos que definitivamente este no es el caso», explica Jimo Borjin, autora del informe de la Universidad de Michigan publicado en Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS).

  «Es mucho más activa durante el proceso de la muerte que en estado de vigilia”, dice la Doctora Borjin.

  El aumento de la actividad cerebral podría explicar un estado de conciencia intenso cercano a la muerte.

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  Brillantes luces blancas, experiencias extracorporales y la sensación de ver todo lo vivido en una rápida sucesión de imágenes forman parte de las descripciones –comunes en todo el mundo– hechas por personas que han estado a punto de morir o que se recuperaron de un coma.

  Sin embargo, investigar este fenómeno en humanos es difícil y estas visiones aún no se comprenden del todo.

  En la Universidad de Michigan, los científicos estudiaron a nueve ratas moribundas.

  Y pudieron observar que en los 30 segundos posteriores al momento en que el corazón de los animales dejó de latir se registró un notable aumento de las ondas electromagnéticas cerebrales de alta frecuencia, llamadas oscilaciones gamma.

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  Estos impulsos son uno de las rasgos neuronales que, según se cree, intervienen en la percepción consciente en los humanos, especialmente cuando ayudan a relacionar información de diferentes partes del cerebro.

  En las ratas se observaron niveles más altos de estos impulsos eléctricos justo después del paro cardíaco que cuando los animales estaban sanos y despiertos.

  Borjin sostiene que es factible que ocurra lo mismo en el cerebro humano y que un nivel elevado de actividad cerebral y de conciencia puede ser la causa de las visiones cercanas a la muerte.

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  «Esto puede ofrecer un marco teórico para empezar a explicarlas. El hecho de que se vea luz indica que la corteza visual está muy activada, y tenemos evidencia que sugiere que este podría ser el caso, porque hemos visto más oscilaciones gamma en el área del cerebro que está justo encima de la corteza visual», sostiene la investigadora.

  «Hemos observado un aumento en el acoplamiento de ondas de baja frecuencia y las oscilaciones gamma, y esto es un rasgo de la conciencia visual o de la sensación visual.»

  Sin embargo, la científica advierte que para confirmar sus hallazgos haría falta realizar más estudios con personas que hayan sobrevivido a una muerte clínica.

  Por lo visto, pues sí, pareciera que hay una luz al final de un túnel, al final de la vida. Por lo visto, quizá veamos la película de nuestra vida.

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