Ciudad chamuscada

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  La fecha más importante en la fe cristiana, particularmente en la religión católica, no es como muchos piensan la Navidad, que supone el nacimiento de Jesús. La fecha trascendental es el Domingo de Resurrección, porque es cuando ocurre el hecho que le da fundamento a esta fe: la resurrección de Jesús, Cristo Redentor. Y es en fecha tan singular cuando el Papa, el Obispo de Roma, da el más importante de sus mensajes: Urbi et Orbi, para la ciudad y el mundo; donde puntualiza no solo lo que serán los dictámenes de la religión para el nuevo período que se inicia con la Pascua, sino que repasa los principales problemas de la humanidad como un todo. Y el Papa considera que estamos tan mal los venezolanos que decidió abrir un espacio en su mensaje para ocuparse de nosotros. Leo la reseña de AFP desde Ciudad del Vaticano:

  “Que el mensaje de amor de Jesús se proyecte cada vez más sobre el pueblo venezolano, en las difíciles condiciones en las que vive, así como sobre los que tienen en sus manos el destino del país, para que se trabaje en pos del bien común, buscando formas de diálogo y colaboración entre todos. Que se promueva en todo lugar la cultura del encuentro, la justicia y el respeto recíproco, lo único que puede asegurar el bienestar espiritual y material de los ciudadanos”.

  El Papa, pues, nos llama a reflexionar; los venezolanos, piensa, estamos metidos en un serio problema, de allí sus consejos y urgentes sugerencias. Pero, como decía la vieja canción, el Papa está lejos, en Roma, y desde allá las cosas pueden verse con serenidad y cabeza fría. Pero es muy distinto lo que se ve cuando estamos en nuestro oscuro y agobiado país. Aquí parece escasear esa nobleza, esa altura que pide el Papa. Uno llega de un breve viaje al exterior, por ejemplo, y nos recibe una ciudad apagada –literalmente-, chamuscada, asfixiada por una calima terrible que ni siquiera nos permite vernos; que nos quitó lo poco de diáfano que teníamos. El cielo de Caracas, siempre tan limpio y puro, ya no existe. Ya poco de la Caracas que uno va dejando en el día a día existe. Resulta que en el viaje se quedaron los cepillos de dientes, hay que buscarlos de inmediato. Pero en la farmacia solo venden dos cepillos por persona. ¿Cómo hacemos si somos cuatro en la familia? Regresar al país, a la ciudad, es regresar a la arbitrariedad, al absurdo, al sin sentido de una farmacia sin medicinas y de una panadería sin pan.

  Se dan entonces los saludos, los encuentros.

¿Cómo te fue en la Semana Santa?

-A mi marido le robaron el carro a punta de pistola la otra noche-, y viene el llanto.

 ¿Cómo te fue en la Semana Santa?

-Oye, me fue muy bien, soy un privilegiado, tuve agua, tuve luz.

  Y cuando uno piensa en las palabras del Papa el Domingo de Resurrección, dos momentos chocan en nuestro desconcierto: el discurso Urbi et Orbi allá en la magnífica Roma, y la Quema de Judas acá en nuestra miseria cercana. En la ciudad chamuscada. ¿A quién quemaron? Según el gobierno y sus periódicos, a los bachaqueros. Según otros diarios, al hampa. Para otros menos, a la oposición. Y entre las quemas reseñadas, hay una que me llama la atención: en el Municipio Chacao, ardió en un mismo monigote la jueza Barreiros –la que condenó a Leopoldo López- con Ramón Muchacho y Nicolás Maduro; trío extraño, sin duda, forzado y arbitrario. Pero sigamos en este pequeño y exclusivo municipio caraqueño. Allí se dio ayer un hecho desafortunado: repartieron botellas de agua, anunciada como bendita, con la foto del Alcalde y su esposa. Detalle ciertamente infeliz. Pero el hecho lamentable no termina aquí. Los adversarios políticos del Alcalde Muchacho, identificados por él como militantes del partido Voluntad Popular, le queman en el monigote citado y luego las cenizas las dejan en la puerta de su casa con un letrero: “Atentamente, tus cenizas. Los vecinos”. ¿Así dirimen sus diferencias los jóvenes políticos de la oposición? La esperanza se pone delgadita.

  En el mismo contexto, y para aumentar la desazón, leo el artículo de Elías Pino Iturrieta: “El parto de los montes”. Dice: “Intentemos un inventario rápido de los problemas de la MUD: la soldadura del rompecabezas como si fuera cosa semejante al pasatiempo de ayer, llevadero y previsible; cada partido marchando de su cuenta, especialmente aquellas organizaciones presas de sus presos; los egos desbocados, como si estuviéramos en la proximidad de una elección presidencial…”

  Tiene razón Elías. Y me pregunto, frente a estas miopías, pequeñeces y miserias, ¿tendrán algún eco las palabras del Papa?

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3 comentarios

  1. Realmente muy doloroso todo , esto es como un parto de morochos en podalica. y asombra como es posible que los «jovenes de Voluntad Popular » hayan quemado un Judas con la imagen de Muchacho, ellos sabran porque lo hicieron y que pasa con Ramón Muchacho y la gente de VP?? porque esa diferencias,

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