Vamos a contarnos

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Caracas amanece hoy como si hubiese tenido una larga noche de guerra. En efecto la tuvo. En algunas zonas de la ciudad capital, hasta bien entrada la madrugada, hubo enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas represoras del régimen: Policía Nacional Bolivariana y Guardia Nacional Bolivariana.

2001 destaca: “Noche al rojo vivo en Caracas. Manifestantes y efectivos del orden público se enfrentaron por varias horas en El Valle, El Paraíso, La Avenida Victoria, Ruíz Pineda, La Urbina y Caricuao. Varias calles fueron cerradas y se registraron destrozos en la vía pública y saqueos”. Si reparamos en los sitios donde se dieron las manifestaciones, vemos que se trata del Municipio Libertador, zonas históricamente consideradas como chavistas que ya no lo son. Allí se manifestó contra el régimen hasta bien avanzada la madrugada.

Esto habla de una ciudad que cambió. Una ciudad y un país que cambiaron por completo. Fue un día largo y una larga noche. ¿Pero hasta cuándo puede llegar este enfrentamiento, esta situación de zozobra constante, de perturbación sin límites, de violencia salvaje y criminal?

La portada del semanario Tal Cual es elocuente: “Maduro vamos a contarnos”, dice el título y en la foto vemos, en primer plano, la multitud de manifestantes en la Autopista Francisco Fajardo; más allá, en segundo plano, lo único con lo que cuenta el régimen: tanquetas, lacrimógenas, guardias y policías represores. “Tibisay Lucena y sus tres compañeras pueden detener la violencia convocando elecciones, ¿Qué esperan?”, se pregunta Tal Cual. Contarnos, en efecto, es la única solución posible. Pero cómo Maduro va a querer contarse ante un panorama tan desproporcionado. Hoy El Universal le cita: “Les doy y le pido (a la oposición) darnos una nueva oportunidad”. Casi parece la súplica del novio despechado. Pero la novia ya no le cree. Imposible. La palabra del presidente –y de todo su régimen- ya no tiene valor alguno. Puede gritar o callar, igual da. El único diálogo posible, ya lo dijo Henrique Capriles, es el voto.

Y esta solución electoral la piden no sólo los venezolanos, la pide también la comunidad internacional. La pide el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres. La pide Luis Almagro, Secretario General de la OEA. Y hoy leemos el contundente documento, difundido desde Bogotá, que firman los presidentes de nueve países de América Latina: “Condenamos enérgicamente la violencia que ha sido desencadenada en Venezuela y lamentamos la pérdida de más vidas”. Suscriben Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Panamá, Perú y el Uruguay.

Juan Manuel Santos, citado hoy en primera de El Nacional, afirma: “Hace seis años le dije a Chávez que la revolución había fracasado”. En otras palabras, Maduro, la revolución que usted representa y que trata de llevar adelante, fracasó. Sólo ha dejado violencia, quiebra económica, ética e institucional, desgracias de todo tipo y muertes, muchas muertes. Retírese. Es la solicitud que viene no sólo de la abrumadora mayoría de los venezolanos, sino de ciudadanos de todo el continente y de todo el mundo.

Maduro dijo, en el escuálido mitin de la avenida Bolívar, que quisiera ir a elecciones. Por una vez cumpla su palabra, y vamos a contarnos.

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