La gran comilona – Teodoro Petkoff

Por: Teodoro Petkoff

Cuando el exministro de Cordiplan, Jorge Giordani, habló de que sólo en teodoro_petkoff_gobierno_internet_5x3-300x1732012 se habían evaporado más de 20 mil millones de dólares, otorgados a empresas de maletín, apenas asomó la punta de un iceberg de corrupción que probablemente no tiene antecedentes en el mundo entero. Así como suena: en el mundo entero. Lo que ha pasado en nuestro país en estos quince años es una monstruosidad, un escandaloso saqueo de los dineros públicos, que clama al cielo. El economista Miguel Ángel Santos ha escrito un breve pero muy interesante artículo sobre el tema, glosando a un periodista gringo, Brian Ellsworth, quien, en 2012, se había dado a la tarea de verificar in situ las obras de algunas empresas industriales financiadas por Fonden.

Para aquel año, Fonden había recibido más de cien mil millones de dólares. ¿Qué hizo con esa inmensa mole de recursos? Pues, lo dicho, financiar proyectos industriales.

Pero, ¿qué encontraron Ellsworth y su colega venezolana Eyanir Chinea cuando investigaron sobre el estado de las obras financiadas por Fonden? Como dice Santos, «un cementerio de primeras piedras, que en el mejor de los casos no pasaban de un conjunto de cabillas y una obra mínima». Menciona tan sólo tres ejemplos, que son suficientes para comprender la magnitud del enorme desfalco del cual fuimos víctimas los venezolanos. Uno de ellos es el de Serlaca, una procesadora de aluminio, cuya construcción, para aquella fecha, tenía 18 meses paralizada tras haber recibido 60 millones de dólares del Fonden y 90 más del Fondo Chino. ¿Existe hoy Serlaca? Sí, pero ¡todavía está en proceso de construcción! Otro es el de Pulpaca, una fabrica de pulpa de papel, próxima al bosque de pinos de Uverito, para la cual se habían destinado 530 millones de dólares en 2010 y dos años después, en 2012, no había en el sitio sino una valla con la efigie del «comandante eterno», quien, sonriente, informaba que ya se habían invertido 43 millones de dólares en «limpiar el terreno y construir dos galpones». Pero hoy, ¿ya opera Pulpaca? No, proyectada para 2010, todavía se está construyendo y se promete para 2015. El tercer ejemplo de guiso es el de una fábrica de fertilizantes en Puerto Nutrias, completamente abandonada, después de colocada la «primera piedra». En estos tres casos se puede presumir que a los desembolsos registrados ya se han sumado otros «para continuar la obra».

 Lo doloroso con estos casos, y todos los demás semejantes, es que ellos no son del dominio público y eso explica el porqué el desgaste del gobierno Chávez-Maduro es tan relativamente lento ¬aunque la pendiente hacia abajo es ya indetenible.

Si la gente conociera qué es lo que hacen con los dineros públicos probablemente ya se habrían producido consecuencias sociales y políticas. La oposición podría intentar llevar adelante un debate parlamentario sobre este tema. Material suficiente hay y sed de justicia también.

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