La venta continúa

[vc_separator] [mp3t play=»Play» track=»La venta continúa@CMR-Editorial-09-de-Mayo-2013.mp3″] [vc_separator]

Editorial jueves 09-05-2013:

Ayer comentábamos de la venta del país. Lo hacíamos recordando el 46 aniversario de la invasión cubana a Machurucuto, hoy tan celebrada por el régimen. Y lo vinculábamos con un titular que nos sorprendió, que no dejó de impactarnos y de indignarnos: “Maduro ofrece suministro de petróleo permanente a cambio de apoyo político”. Eso se leía en El Universal. Y esa misma interpretación la tuvieron otros diarios extranjeros como El País, de Madrid. En su tercer viaje al exterior Maduro ha salido a vender y/o regalar la Patria.

El titular de hoy en primera página de El Universal es tanto o más indignante que lo que ayer leíamos: “Maduro invita a Argentina a desarrollar la agricultura nacional”. Es decir, para el gobierno, no hay venezolanos para desarrollar la agricultura nacional.

  Durante la visita al país sureño Nicolás Maduro extendió una invitación a los empresarios argentinos a que se incorporen para desarrollar la agricultura venezolana en zonas como los Valles de Aragua, tierras que fueron expropiadas durante el gobierno de Hugo Chávez.

A ver. En aquella fulana guerra contra el latifundio, fueron expropiadas haciendas que estaban en plena producción, algunas eran centros de producción modelo. Pues bien, todo eso es tierra árida, estéril. Como todo lo que ha nacionalizado el régimen, ha terminado quebrado, con pérdidas, en una suerte de arrase total, bien por corrupción, bien por impericia, por mala gerencia, por ineficiencia o la sumatoria, obviamente, de todos esos elementos. Para muestra un botón: allí está el caso de Agroisleña, una empresa por demás próspera y muy necesaria, convertida en ese gran elefante blanco que ahora es Agropatria.

El Gobierno arrasó con todo esto y dejó por fuera a los venezolanos. Entonces ahora, Maduro, vendiendo y/o regalando la Patria, le pide a los argentinos que vengan a desarrollar la agricultura nacional. Es decir, se sacó a los venezolanos para ahora traer a los argentinos.

Se me ocurre preguntarle al señor Maduro: ¿qué tenemos los venezolanos que a usted le produce tanta fobia? ¿Por qué a usted no le gustan los venezolanos? ¿Qué tiene usted en contra de nosotros?

Sigo leyendo y me encuentro que Maduro y la señora Kirchnner firmaron 12 acuerdos bilaterales en aéreas industriales, de hidrocarburos y automotriz. Automotriz. Sabemos cómo esta nuestra industria, sabemos cómo está todo el parque industrial venezolano. Y en lugar de apoyar a nuestros industriales para generar empleo venezolano, pues Maduro prefiere ir allá.

Vuelvo a preguntarle, Señor Maduro: ¿qué tiene usted contra nosotros los venezolanos?

 

En el área de hidrocarburos, Maduro insistió en un acercamiento entre Pdvsa y la estatal Argentina YPF para fortalecer la refinación y el intercambio de productos, así como las inversiones en el sector gasífero. Además, confirmó convenios para el desarrollo de proyectos vinculados para la fabricación de ascensores, productos de higiene personal y cocinas a gas.

Eso de higiene personal suena a papel toilet, que pasa a ser ahora la gran cacería de cualquier venezolano, se levanta en la mañana a ver donde consigo hoy papel toilet. ¡Por Dios!

Esa concepción de la producción, ese absurdo de querer implantar un marxismo decimonónico en el siglo XXI es lo que ha llevado a la terrible situación que tenemos hoy. Así como hay que salir a la cacería del papel toilet, y de tantos otros productos, no sólo los alimentos, el venezolano de hoy ha terminado siendo un ciudadano cada día más mermado, cada día con más dificultades.

El señor Maduro, procurando una épica que no tiene, se queja de que está enfrentando una guerra económica. Ninguna guerra económica, Maduro, usted lo que está enfrentando es la consecuencia obvia del desastre que ha supuesto este pésimo manejo de la economía.

Cierro el comentario con la fotografía de Ricardo Marapacuto en El Nacional. Es una foto tomada en Barquisimeto, ante una construcción a la que se le accede por una rampa que sube y sube. Vemos gente, gente y más gente. ¿En qué anda esta gente? Esta gente está pasando tres horas de cola para comprar harina de maíz.

Y en el twitter, ayer, veíamos las fotografías de los venezolanos con unos números en el antebrazo, afortunadamente, en estos casos con marcador y no tatuados a fuego como era el caso de los judíos en los campos de concentración nazis. ¿Y por qué se les pintaban números en los antebrazos? Para saber cuál era su orden en la fila para comprar algún producto escaso.

Muchas gracias, señor Maduro, siga por allá regalando.

Compartir

Un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Post recientes