¡Lo que faltaba!

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  Mientras un prominente miembro del auto denominado e inconstitucional “Alto Mando Político de la Revolución” promete nuevas pruebas sobre el fulano magnicidio -y promete “nuevas pruebas” como si en algún momento hubiese brindado alguna-; mientras el Alto Gobierno se empeña en una sola muerte, el supuesto magnicidio que no ha ocurrido, el resto del país sí muere de verdad, y muere en las peores circunstancias.

  La caricatura de Zapata nos muestra el cañón de un revolver. El texto dice: “El peor asesino es la falta de medicinas”.

Caricatura de Zapata (09 de junio del 2014)
Caricatura de Zapata (09 de junio del 2014)

  El viernes pasado comentamos que ese “día fatal”, en el que empezaríamos a tener noticias de muertos por falta de medicinas, ya nos había llegado. Pero el problema no es solo morirse, el problema persiste y crece después de abandonar la vida.

  En un país de escasez, donde está faltando todo, ahora llegamos al colmo, lo que faltaba: no hay urnas. El sábado El Universal nos decía: “La escasez de latón paralizó la producción de urnas. En emergencia las funerarias, no hay suficientes urnas para satisfacer la demanda debido a la falta de materia prima para fabricar los ataúdes. Ramón Granate, gerente de una funeraria en el oeste de Caracas dice, “el panorama se ha tornado en los últimos 60 días tan crítico que de las solicitudes mensuales de 80 urnas solo les despachan 20, las reservas se agotaron”.

  Pero pongamos que usted consiguió el latón y el ataúd. ¿Sabe qué le falta ahora? El cemento. Tenemos testimonios de que para enterrar a un familiar hubo que llevar los sacos de cemento al cementerio; sacos de cemento que, además, no se consiguen.

 “Servicios funerarios dan ganas de llorar sin consuelo”, leo en Últimas Noticias. En el estado Lara, el diario La Prensa publica: “Hasta hoy hay cemento para entierros. La escasez del producto es tal que el Director de los cementerios Municipales en Iribarren informó con decepción que estaba haciendo milagros. La escasez del insumo intensifica lo que Mendoza consideró puede convertirse en un problema de salud publica en el cementerio, pues destacó que según la Organización Mundial de la Salud para enterrar difuntos se requiere depositarlos en encofrados o capsulas de 2 metros con 20 centímetros de largo por 1 metro de ancho, eso ya ni siquiera se puede.:

  En otras palabras, la penuria por la que pasamos los venezolanos es tan aguda que ni siquiera la muerte es una solución: los problemas no se acaban con la muerte, todo lo contrario.

  Y, mientras, allá donde estarían las eventuales soluciones a estos problemas, sólo hablan de un supuesto magnicidio.

 

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