Dormir con el diablo – Carlos Raúl Hernández

Por: Carlos Raúl Hernández

Desde 2002 siempre hay un genio que dice que el país no aguanta más…                                                                                                            NyNNjCel_400x400

Si el Gobierno, la Asamblea Nacional y la FF.AA. revisaran la historia reciente, las tragedias que dieron origen a los estados fallidos en Europa, Asia y África, harían un gran favor al país. Estallaron en pedazos naciones estables, normales, felices, por efecto de estos tres elementos: espantosos conflictos civiles (por chispazos religiosos, étnicos o políticos) grupos irregulares en armas o división de las fuerzas armadas institucionales. Naciones privilegiadas, paradisíacas como El Líbano (Beirut era «la París del Medio Oriente»), cultas como Checoeslovaquia (Praga, «la París del socialismo») Irak tenía también en Bagdad su propia París antes de la barbarie de Saddam y post Saddam, Yugoslavia era el socialismo alternativo, autogestionario, y luego el Sudán bárbaro. Todas se desmembraron en huracanes de sangre.

Ahora Nigeria va en camino de la barbarie. Casi todas eran estables antes de los trágicos acontecimientos y nunca sospecharon que pudieran entrar en la trituradora de la Historia. El irreverente y lúcido ensayista Nassim Taleb, nacido y criado en El Líbano, cuenta la vida feliz de su juventud, la tranquilidad del entorno, la confianza en el futuro durante los años 70. En un tris aquella maravilla se tornó un infierno de dolor, muerte y locura de paramilitares, guerrilleros, delincuentes y desertores del ejército institucional. Un rasgo común: los ideólogos fanáticos en conflicto creían que el mandado estaba hecho y tenían prisa por cobrar, carecían de prudencia e ignoraban qué pasa cuando se duerme con el Demonio. Infatuados, egocéntricos, irresponsables, creyeron tener el juego ganado sin percatarse que ningún tablero de ajedrez aguanta el traqueteo de un AKA.

Cada quien con su destino

En lecho de roca, a lo largo de 17 años los todopoderosos quisieron acorralar la democracia y se les revirtió pacíficamente. Y quien camina hielo frágil menos deben acorralar adversarios. Algunos polemólogos señalan que las guerras civiles suelen ser más cruentas que las convencionales, porque las mueven odios fratricidas. Dialogar, negociar, transar sin pretender imposiciones, y todos los sinónimos que puedan usarse son pocos. La mayoría en la Asamblea Nacional se ganó con prédica social y tranquila y hasta ahora lo practica, particularmente con la decisión de conceder la propiedad a los ciudadanos que viven arrimados en un edificio de la Misión Vivienda. Los más importantes organismos internacionales y las calificadoras de riesgo están pendientes de un próximo colapso que arrastraría la sociedad entera y la prioridad es atender lo que podría ser una gran desventura.

El destino del gobierno está amarrado a cómo enfrenta la crisis, y el debate sobre un (imposible) RR, «la enmienda» o «la constituyente», lucen como preocupaciones escoradas que dejarán de serlo solo si lo deciden los factores de poder hoy en juego, y todos saben cuáles son. Cuando Edipo se dispuso a lanzar la Esfinge al abismo, requisito para acceder al trono de Tebas, ella le gritó: «¡cuidado, porque el vacío al que me arrojas puede estar dentro de ti!». En este momento hay que buscar respuestas a los crack eléctrico, alimentario y de suministro de medicinas, movilizar los sectores organizados en todo el país para proponer soluciones ante la opinión pública nacional. Eso es lo perentorio y el tipo de acciones que hay que dirigir, y si el gobierno se margina muy malo para él (y para todos). Demuestra que no es capaz de tomar decisiones porque no sabe qué hacer.

¿Dónde está el abismo?

Desconfían entre ellos demasiado como para buscar la opinión de expertos fuera de sus filas, y están hipnotizados como el becerro frente a la tragavenado. Todo el mundo desea que los militares regresen a sus funciones como era antes en Venezuela y es hoy en cualquier país decente. Pero hoy las dos instituciones que permanecen en pie, además del gobierno cojo, son la Asamblea Nacional y la FF.AA. Lo entendió Marialbert Barrios, la diputada más joven. Una de las intervenciones más contundentes escuchadas en el Parlamento fue suya y no discurrió sobre procedimientos para «sacar a Maduro» sino sobre la necesidad de buscar respuestas al drama, basadas en la Unidad Nacional. Ramón J. Velásquez desarticuló un plan para desestabilizar su presidencia con una gran reunión de todos los sectores en Miraflores.

Mientras el gobierno da vueltas en su correa de equipajes, la Asamblea Nacional tiene la responsabilidad de buscar encuentros con los sectores organizados, empresarios, trabajadores, gobernadores, militares, gremios, para presionar la rectificación. Los mecanismos de recambio que están en la Constitución pasan por procesos electorales, pero la vía que se viene cruzando con éxito tiene una próxima parada en la elección de gobernadores, con previa en las primarias de mayo. Desde 2002 siempre hay un genio que dice que el país no aguanta más y el deseo de acortar el camino lo alargó ya por 10 años. De no haber sido por los exabruptos, la revolución habría terminado en 2006. La alargaron los que quisieron amputarla y ojalá los que quieren «salir de esto rápido» no repitan la gracia y alejen a nuevos factores que se acercaron al camino democrático y sin los que nada es posible. Con suerte, que la prisa no los perpetúe.

@CarlosRaulHer

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