El año del renacimiento – Soledad Morillo Belloso

Por: Soledad Morillo Belloso

Sí se pudo. Sí se puede. Es más, sí se podrá. Un análisis de nuestra historia nos dice que si Venezuela logró superarmk9HMijk_400x400 los dolores y destrozos de la Guerra de Independencia y la Guerra Federal, que dejaron al país derruido, arruinado y tapizado de obituarios, de este desmadre también saldremos. Una vez más, la historia hablará de «gesta», de » heroísmo», de «batalla». Al parecer, somos adictos a la épica. Es una enfermedad tatuada en nuestro ADN.

Sí se puede salir del túnel. Ojalá hayamos aprendido que los errores se pagan caro. Ojalá entendamos de una vez por todas que los ataques de improvisación son extremadamente nocivos. Los países sensatos resuelven sus problemas y progresan porque cumplen rutinas. El éxito no está en la constante manía del resuelve. Para sorpresa de muchos, los ciudadanos hablaron, clara y nítidamente, el 6D. No sólo escogieron a quienes los representarán en el Poder Legislativo Nacional. Fue mucho más. El pueblo le sonó la campaña en la pata de la oreja a todos los poderes, ninguno de los cuales hace el más mínimo esfuerzo en deshacer los nudos que han creado y que han sumido a Venezuela en este patético estado de postración. Desconectados del país que padece graves carencias y calamidades, estos señoritos feudales del siglo XXI se ven al espejo y sienten que no tienen que rendir cuentas de sus desaguisados. Pero, aun maltrecha, esta democracia superviviente de años de horrores habló. Y hablará reciamente mucho más. Cuantas veces sea necesario.  En 2016 habrá elecciones regionales. Ya es tarde para remiendos, tarde para inventar excusas y mentiras, tarde para promesas de maniquíes. No hay que ser un genio para prever los resultados. Los señoritos feudales, que aceptaron mansamente la destrucción de la descentralización, recibirán la protesta donde más duele: en el poder. Recurrirán a estratagemas de piratas. Mientras más lo hagan, más desnudos quedarán frente al pueblo. Seguirán perdiendo votos.

Las cifras no mienten. Las elecciones no son sólo elegir. También son regaño y castigo. El voto rojo sufre de anorexia. La Unidad crece. Los ciudadanos activaron los cinco sentidos y se percataron, con tristeza y desilusión, del gigantesco engaño, de la acromegalica estafa. Y también descubrió que la Unidad se parece al país diverso, plural, esforzado y decente. No se parece al feudalismo que le vendieron como panacea y que no hizo sino repartir migajas y robar a manos llenas.

Termina 2015. Fue un año feo y desagradable. Los presos politicos tiñen de vergüenza la historia del rojismo. Son la evidencia del odio como herramienta de poder sobre cualquiera que se niegue a la sumisión.

Es una Navidad rara. triste. Y los señoritos feudales alborotan el avispero. Terminarán con la ponzoña clavada.

No hay con qué celebrar, pero la gente ve luz en el túnel. Y una ráfaga de aire. Eso es lo importante. 2016 será un año complejo, difícil, conflictivo. Pero será el año del renacimiento.

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