Érase una vez el territorio de la Capitanía General de Venezuela – Giovanna De Michelle

Por: Giovanna De Michelle

Ni Guyana ni Venezuela solicitaron a la ONU la designación de undescarga (2) sucesor, dejando el tema de la controversia por el territorio Esequibo en un absoluto abandono

Cuando Venezuela declaró su independencia en 1810, lo hizo reconociendo como propio el territorio que correspondía a la Capitanía General de Venezuela en el año 1777; cuando el este del territorio nacional se extendía hasta la margen izquierda del río Esequibo.  Sin embargo en 1814, los holandeses que estaban al otro lado del río, les cedieron buena parte de sus tierras a los ingleses, siendo precisamente a partir de ese momento que toda la zona a la derecha del río Esequibo comenzó a llamarse Guayana Británica.

Fue precisamente a raíz de tan generoso regalo, por parte de los holandeses, que la situación comenzó a complicarse; ya que, en 1840, Londres comisionó al explorador británico Robert Shomburgk para que viniera a América del Sur con el propósito de levantar un mapa que definiera de forma precisa los límites con Venezuela. Desafortunadamente para nuestra Venezuela, el resultado de esa expedición fue lo que aún en la actualidad se conoce como la línea Shomburgk, la cual trazó los límites entre las posesiones inglesas y nuestro territorio, en las desembocaduras del río Orinoco: Esta situación planteó una controversia con los ingleses, por cuanto despojaba a Venezuela de los territorios ubicados a la izquierda del río Esequibo.

No fue sino 10 años más tarde,  cuando Inglaterra y Venezuela acordaron no ocupar el territorio de aproximadamente 50.000 millas cuadradas y definirlo como un territorio en disputa. No obstante, la situación no podía ni debía prolongarse en el tiempo por lo que con la mediación de Estados Unidos, Venezuela  e Inglaterra accedieron a la firma de un Tratado arbitral en 1897 y de esa manera la controversia por el territorio en disputa sería resuelta por un tribunal arbitral que quedaría conformado por 2 representantes del gobierno inglés, 2 norteamericanos en representación de Venezuela y un ruso.

Pues bien, en 1899 ese tribunal arbitral emitió una sentencia, conocida como el Laudo Arbitral de París, con la que se otorgó a los ingleses la soberanía sobre toda la zona en cuestión, dejando a Venezuela las desembocaduras del río Orinoco y una porción de tierra hacia el sur. Ante tal situación el disgusto de Venezuela afloró con profunda indignación e inclusive los abogados internacionales de nuestro país, afirmaron que Inglaterra había negociado con Rusia y probablemente le habrían cedido algunos beneficios en cualquier otra parte del mundo a cambio del territorio Esequibo; versión esta que muchos años más tarde fue avalada por los polémicos y reveladores documentos del estadounidense Mallet-Prevost.

No obstante, no fue sino hasta 1962, es decir 63 años después de conocido el laudo, que Venezuela introdujo ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), una denuncia formal señalando que hubo vicios en el procedimiento arbitral, por lo que oficialmente declaró que en lo sucesivo lo consideraría “nulo e irrito”. A partir de ese momento fueron reiterados y evidentes los esfuerzos diplomáticos de Venezuela por tratar de remediar la situación, hasta que se logró la firma del Acuerdo de Ginebra en 1966 con el cual los ingleses finalmente reconocieron la existencia de una controversia.

Pero ese mismo año, 1966, Guyana obtuvo su independencia por lo que comenzó a negociar directamente con Venezuela. Varios fueron los actos venezolanos en reclamación de su soberanía, pudiéndose destacar la exitosa ocupación de la isla de Anacoco y la fallida rebelión de Rupununi. Transcurridos 4 años y ante la imposibilidad de llegar a una solución negociada; el entonces presidente venezolano, Rafael Caldera, propuso en el año 1970 la suspensión de ciertas disposiciones del Acuerdo de Ginebra con lo que el proceso de negociación llegó a un punto muerto durante 12 años. Ya en 1986, Guyana y Venezuela acordaron solicitar al Secretario General de la ONU, la designación de un buen oficiante que ayudara a destrancar la negociación.

A partir de ese momento, ha habido 3 buenos oficiantes designados; siendo el último de ellos el Jamaiquino Norman Girvan, quien falleció en 2014 sin poder resolver el asunto. En este sentido es necesario destacar que ante su desaparición física, ni Guyana ni Venezuela solicitaron a la ONU la designación de un sucesor, dejando el tema de la controversia por el territorio Esequibo en un absoluto abandono; lo cual permitió a Guyana seguir adelante sin ningún tipo de contratiempo en su propósitos de avanzar en las labores de exploración en busca de petróleo tanto en el espacio terrestre como en las aguas adyacentes.

Mientras tanto, fueron denunciados diversos incidentes vinculados a la presencia de empresas extranjeras que mediante concesiones otorgadas por el Gobierno guyanés han venido operando en la zona. Sin embargo, hay que recordar que el Gobierno de la vecina Guyana, el 20 de febrero del año 2004, recibió de viva voz del entonces presidente venezolano Hugo Chávez, una clara licencia para ello, cuando en una declaración enmarcada en la visita que hizo a la capital guyanesa señaló: “El Gobierno venezolano no será un obstáculo para cualquier proyecto a ser conducido en el Esequibo, y cuyo propósito sea beneficiar a los habitantes del área”; a lo cual además agregó: “El asunto del Esequibo será eliminado del marco de las relaciones sociales, políticas y económicas de los dos países”.

No obstante, ahora, a mediados de 2015, inmediatamente después del hallazgo de un yacimiento de petróleo que según las estimaciones abarca entre los 800 y los 1,5 mil millones de barriles; en la antesala de un proceso electoral y en medio de una coyuntura de bajos precios del crudo; el Gobierno venezolano emprende una acelerada carrera hacia el rescate de la soberanía de un territorio que hace unos pocos años había sido inclusive borrado  de los mapas de Venezuela en los textos escolares.

Esa carrera llevó a la publicación de un decreto que pocas semanas después fue derogado por improcedente, así como a solicitar al secretario General de la ONU, la designación del remplazo del Buen Oficiante que falleció en el 2014,  a pesar de que Guyana ha reiterado que ya no desea acudir a ese método de solución de controversias y además a insistir a través de los medios de comunicación en la convicción del Gobierno Nacional de solventar el asunto por la vía diplomática, al tiempo que se tilda de “títere” al Presidente guyanés.

Sin duda alguna. Una serie de incoherencias e inconsistencias que nos llevan a recordar con nostalgia: “Érase una vez el territorio de la Capitanía General de Venezuela”

Internacionalista

@giovdemichele

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