La crucifixión de Laureano vía Twitter – Editorial de Analítica

Editorial publicado en Analítica

En la Venezuela actual, decimada por una atroz hiperinflación y un hampa desbordada, aparece en las redes sociales otro fenómeno pernicioso: el intento de destrucción moral de quienes hasta no hace mucho eran influenciadores que llenaban de optimismo y de alegría a nuestra sociedad.
El ataque artero y virulento contra Laureano Márquez, por parte de unos desencantados que vierten su bilis en Twitter, por haber expresado públicamente su apoyo a la MUD, es la expresión de la progresiva desarticulación de la sociedad venezolana.
Que las cosas están mal, y que mientras quienes ostentan el poder sigan gobernando como hasta ahora lo han venido haciendo, irán a peor, es una verdad de perogrullo, pero de allí a buscar chivos expiatorios de nuestra desesperación es un absurdo, ya que con ello no lograremos articular un movimiento lo suficientemente unido para enfrentar con posibilidades de éxito al régimen.
Lo que resulta increíble es que quienes destrozan a diestra y siniestra a aquellos que predican racionalidad son relativamente pocos, pero eso si bulliciosos y persistentes, y no cejan en su afán de culpar a quien sea por la desgracia que lamentablemente vivimos.
Puede ser -y nadie lo duda- que la oposición haya cometido infinitos errores, pero también ha logrado algunos aciertos como, entre otros, hacer visible, internacionalmente, la crisis venezolana.
Hoy deberíamos apoyar a todo aquel que pretenda mediante sus palabras llamar a la cordura, a la unidad, a seguir luchando con lo poco o mucho que tenemos a nuestra disposición y silenciar, aunque creamos que tenemos la razón y el derecho de hacerlo, la crítica destructiva a todo aquel que ose disentir con nuestra particular manera de ver la realidad venezolana.
Laureano Márquez es uno de los valores intelectuales venezolanos que con su fino humor político nos brinda esperanzas de un mejor futuro, no le hagamos el juego al G2 cubano, y por supuesto al gobierno, descalificándolo por su valentía en expresar su visión articulada de nuestra actual y azarosa circunstancia.

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