La solitaria lucha de los estudiantes – Francisco Olivares

Por: Francisco Olivares

A Miguel Rodríguez Torres le pareció «limpia» la represión que cayó sobre 1-3
los campamentos estudiantiles que protestan contra el Gobierno. También le parece normal que en una sola noche se lleven presos a 243 jóvenes. Para el ministro los disparos a quemarropa con escopetas por parte de la GNB, la lluvia de gases y las golpizas que acompañan las detenciones no existen. 

Tampoco ocurren los ataques de los grupos armados que operan al lado de las fuerzas oficiales que atacaron a los huelguistas que estaban apostados en la redoma de La Castellana y dejaron varios heridos a su paso. 
Pero la historia la podemos conocer a través de los pocos medios de información que aún sobreviven en el país como son El Universal, El Nacional o 2001 y los infociudadanos. Todavía relatan los sucesos, las muertes, los ataques y la represión que se vive cada noche. Historias que contrastan con las versiones de Nicolás Maduro o de Rodríguez Torres que exponen a los jóvenes que protestan como francotiradores, drogadictos, prostitutas y lavadores de dinero. 
Dos mil 896 detenciones y 44 muertos no han logrado detener esta reacción juvenil que reclama democracia y oportunidades para las nuevas generaciones, que solo han encontrado puertas cerradas y desprecio. 
Maduro tiene paralizado al país hasta el punto de haberlo llevado a una situación similar a los índices que se registraron durante el paro de 2003, sin necesidad de que este paro lo auspicien opositores por motivos políticos. No toma decisiones y hace malabares para mantener cierta cohesión a lo interno del chavismo. 
El cerco a los medios de información que ahora se expresa en la compra de medios por factores económicos ligados al Gobierno y el bloqueo de divisas para que no cuenten con insumos, busca tapar la brutal represión y la verdad del desastre económico. 
Por el momento este enfrentamiento en las calles solo tiene dos actores: las fuerzas represivas con sus respectivos grupos civiles armados y los estudiantes. Una lucha desigual donde todo el aparato ha caído sobre jóvenes entre 16 y 25 años de edad. 
Esos jóvenes están solos y son quienes han llevado la peor parte. Ni radicales ni moderados de la oposición han estado allí a no ser a través de las redes sociales. Los gremios, los sindicatos y los barrios aún miran a distancia esa lucha solitaria de los jóvenes estudiantes. 
El país está sentado sobre una profunda crisis económica que de no cambiar arrastrará a todas las empresas, públicas y privadas. El pacto interno que aún cohesiona al chavismo inevitablemente tendrá que quebrarse en función de que algunos factores no querrán hundirse junto con Maduro. 

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