La Venezuela petrolera puede paralizarse por la falta de gasolina – Pedro Benítez

Por: Pedro Benítez

Por debajo de los acontecimientos políticos Venezuela pareciera estar a punto de sumergirse en su propia versión del Periodo Especial cubano. La crisis en el suministro de gasolina, que tiene varios años afectando los estados del interior, ha llegado a Caracas y amenaza, ahora sí, con paralizar el país.

El problema de abastecimiento de combustible para automotores se agudizó la semana pasada en Venezuela afectando seriamente la capital, Caracas, y la isla de Margarita, en el estado insular de Nueva Esparta. Un recordatorio de que la profundización de la crisis económica sigue su curso en el país.

Las dificultades para suministrar con regularidad gasolina al mercado nacional no son nuevas; afectan con más intensidad a los estados fronterizos, pero se han ido agudizando en todo el territorio nacional. Al igual que con el servicio de energía eléctrica, el Gobierno ha intentado que no perturbe de la misma manera a la capital, pero por lo visto y vivido esta última semana ese parece ser un intento inútil.

El origen del problema reside en los ridículos precios de la gasolina que fija la estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA). No hay modo de comparar los precios del combustible para automotores en Venezuela con ninguna otra parte del mundo, para todo efecto práctico la gasolina se regala en el país.

Desde la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999 los precios del combustible se han mantenido congelados. Para él y su heredero Nicolás Maduro el precio de la gasolina se convirtió en una cuestión de honor y un símbolo de su compromiso con el rechazo de las políticas “neoliberales” de los años 90 del siglo pasado que tanto criticaron.

Esta situación obviamente no ha sido gratis y se ha sostenido a costa de enormes pérdidas financieras para PDVSA, lo que ha contribuido según los expertos al deterioro de la industria petrolera venezolana. Hasta 2014 diversas fuentes estimaban que el consumo interno llegaba a un equivalente a 600.000 barriles de crudo al día, con lo que las pérdidas para la industria podrían oscilar entre 12.500 millones de dólares al año según reportes de la BBC, y 20.000 millones según otras estimaciones.

De esos 600.000 barriles diarios, 100.000, un 5% de la producción total del país, han ido a parar a Colombia (y en menor medida a algunas islas del Caribe) año tras año por medio del histórico contrabando de extracción. Según el experto petrolero venezolano Francisco Monaldi un litro de gasolina cuesta 17.000 veces más en Colombia que en Venezuela.

Ese perverso incentivo alimenta toda la economía ilegal en los estados fronterizos de Zulia, Apure y Táchira (de lado venezolano) y La Guajira, Arauca, Norte de Santander y Vichado (del lado colombiano). Todo esto bajo el amparo de funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) de Venezuela, según han reportado durante años los periodistas conocedores del terreno.

Ni siquiera el cierre y militarización de la frontera hace dos años detuvo el contrabando. Así, el país ha perdido más subsidiando la gasolina que lo que representan los presupuestos totales en educación y salud.

Importación de gasolina y problemas financieros de PDVSA

Esa situación se agudizó en 2012, cuando Venezuela pasó a ser un importador neto de gasolina por primera vez en 50 años. La crisis eléctrica de 2010 obligó al país a instalar decenas de plantas termoeléctricas a diésel, lo que fue otra carga para la industria petrolera. Hasta entonces el país, a diferencia de otros grandes exportadores latinoamericanos como México y Ecuador, no sólo exportaba crudo sino que refinaba lo necesario para cubrir casi todas las necesidades de consumo interno.

Desde los años 40 del siglo pasado en el estado Falcón, al occidente de Venezuela, se desarrollaron dos de los mayores complejos refinadores del mundo, que le permitieron al país no sólo satisfacer sus necesidades sino incluso exportar.

Pero al deteriorarse durante los años de Chávez la capacidad de refinación, el problema para PDVSA pasó de ser una cuestión de costos de oportunidad perdidos a tener que sacar divisas para cubrir el mercado interno… más el contrabando que no se ha parado. Como en otras tantas áreas los altísimos precios del petróleo disimularon lo que era una crisis en desarrollo.

Ahora suministrar gasolina al parque automotor requiere disponer de divisas fuertes para pagar las importaciones correspondientes. De lo contrario el país se paralizaría como ocurrió en Cuba entre 1991 y 1999, cuando el fin del suministro de petróleo por parte de la Unión Soviética le impuso a esa sociedad importantes restricciones en la vida cotidiana. En muchos aspectos la isla regresó a la era preindustrial durante esos años.

Esta crisis se ha sumado a las calamidades que padecen los venezolanos. Veremos si el gobierno de Maduro está dispuesto a hacer con la gasolina lo mismo que hasta ahora ha hecho con los alimentos, las medicinas y otros insumos: recortar las importaciones para honrar los compromisos de la deuda externa.

Hacerlo paralizaría la deteriorada red de trasporte público, un sector neurálgico en el área metropolitana de Caracas, muy afectado por la falta de repuestos. Las protestas por el deterioro de servicios básicos como el trasporte público son muy comunes y se van incrementando; ese descontento sigue latente en los sectores más pobres de los centros urbanos del país.

Escasez de alimentos, inflación fuera de control, caída en el suministro de energía eléctrica, de agua potable y de gasolina, dibujan el cuadro de la versión venezolana del Periodo Especial cubano.

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