Merecemos un mejor país – Mari Montes

Por: Mari Montes

Lo que denuncia Belkys Alarcón, directora de Medicina Tropical dedescarga (1) la UCV, sobre el robo al instituto es indignante, se robaron todo, TODO, y lo que no pudieron robar, lo destruyeron. Muy afectada en la entrevista con César Miguel Rondón, Alarcón se preguntó «¿Por qué ese odio, qué les hicimos?».
Lo mismo nos preguntamos todos los venezolanos. ¿Qué les hicimos para ganarnos ese odio?
Pues no hay que preguntarse eso, no hicimos nada, no nos merecemos esta plaga. Tenemos la tendencia de culparnos y repetimos vainas que jamás ocurrieron, como el cuento de la perrarina…somos severos para juzgarnos como responsables de lo que pasa, y en ese ejercicio hasta justificamos los actos de la banda de malandros que asaltó a Venezuela.
Bastante han hablado los analistas de las razones que llevaron a Chávez al poder, y en muchos casos han estado y están en lo cierto, pero en otros han contado solo una parte, así que de la corrupción y otros episodios, no hablaré porque sería repetir lo que hemos oído hasta el hartazgo, con verdades, mentiras y exageraciones, que es una forma de mentir…
En Venezuela existieron programas sociales que tuvieron continuidad, que por alguna razón se obvian cuando se cuenta cómo fue la «cuarta república».
Las conquistas en materia de libertad de expresión que permitieron denunciar corrupción, excesos, masacres, abusos.
La masificación de la educación pública que promovió movilidad social y una nutrida clase media, los programas de asistencia como los hogares de cuidado diario, el morral y el vaso de leche escolar, los festivales del niño en los que se regalaban libros de los clásicos de nuestra literatura. El plan de becas Gran Mariscal de Ayacucho.
Enfermedades que hoy vuelven a azotar a los más débiles, habían sido erradicadas, justamente desde el Instituto de Medicina Tropical.
Los hospitales inaugurados en todo el país, la red de dispensarios, la electrificación, interconexión de vías, el Metro, la creación de universidades, museos, espacios culturales con el Teatro Teresa Carreño, el desarrollo de las empresas básicas y del sistema de orquestas y el programa ACUDE que sacó a miles de venezolanos del analfabetismo.
Verdaderos avances en la participación de la mujer, gracias al trabajo de mujeres políticas como Argelia Laya, Adicea Castillo, Mercedes Pulido, Lilian Arvelo, Isabel Carmona, por nombrar a algunas. Luchas que alcanzaron reivindicaciones de derechos en el código civil y en leyes como la LOPNA, que yo no sé por qué carajo se le atribuye a Marisabel Rodríguez, la perrocalentera.
Ellas pasaban por encima de sus militancias políticas por la causa de los derechos de la mujer y la familia.
A veces nos parecemos a esas mujeres víctimas de violencia doméstica que dicen que se merecían los coñazos y enumeran las «razones» que tuvo el marido para darles una golpiza. Pues no, no hicimos nada para merecer lo que vive Venezuela.
Esas madres que no tienen leche para sus hijos y que no encuentran pañales, no merecen eso. No merecen las horas de cola para medio comer. Los niños que han muerto por falta de medicinas y los que ruegan para seguir sus tratamientos contra el cáncer, no merecen eso. Ni los viejitos, ni los jóvenes, ni nadie en Venezuela ha hecho nada que se corresponda con los niveles de odio con los que el galáctico y su pandilla llegaron al gobierno para destruirlo todo, al tiempo que se hicieron inmensamente ricos.
Pero se van a ir, precisamente porque merecemos un país mejor que el que tuvimos.

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