¿Tiene estrategia el Frente Amplio? – Ángel Oropeza

Publicado en El Nacional

Por: Ángel Oropeza

Era un asunto de eficacia política. El Frente Amplio llamó a no participar en la farsa del 20 de mayo no porque quienes se oponen a Maduro no sean mayoría en el país, sino porque tal conducta contribuía más al objetivo de salir del gobierno, única forma de superar la dolorosa crisis plural que sufrimos. No prestarse a la farsa era políticamente más eficaz, de cara a ese objetivo, que participar y terminar contribuyendo al juego legitimador del régimen.

Tras lo anterior, ¿cómo está Maduro hoy? Más aislado, sin reconocimiento nacional ni internacional y, lo que es más grave para él: si alguien sabe qué pasó ese día es la Fuerza Armada, su principal y casi único sostén.

La estrategia pre-20 funcionó. Los que preguntaban, con legítimo derecho, para qué servía esa estrategia (aunque algunos opinaban que no había ninguna) ya saben para qué sirvió y qué se buscaba. Ahora lo que nos toca es el desarrollo de la estrategia pos-20. En el breve espacio de este artículo tratemos de sintetizarla.

El objetivo superior del Frente Amplio es superar el gobierno de Maduro para poder comenzar a resolver la profunda crisis social que vivimos los venezolanos. Esa es la meta. Para ello, el objetivo inmediato es luchar por el restablecimiento del hilo constitucional quebrantado, y por rescatar la soberanía del pueblo como conductor de su destino. Desde el manifiesto fundacional del Frente, estos dos objetivos –el superior y el inmediato– son los elementos unificadores de la amplia y heterogénea gama de sectores que lo componen.

Para alcanzarlos, la vía constitucional, democrática, pero también la más eficaz y segura, es la realización de elecciones libres y verdaderas. No otra cosa merece la sociedad venezolana.

No se trata ingenuamente, como han hecho algunos, de “pedir” nuevas elecciones. Esa “rogatoria” pasa por la voluntad del CNE. No. De lo que se trata es de profundizar la lucha en todos los frentes para generar las condiciones de presión social y política que obliguen a que haya elecciones como única salida para el propio gobierno. Porque el sujeto del cambio no es el gobierno sino el pueblo.

Por ello, y para alcanzar los dos objetivos descritos arriba, la estrategia se basa en cinco tareas, a saber:

1. Promover la presión social democrática, pacífica y articulada a escala nacional. Aquí la clave es la organización popular y la vinculación y articulación entre sí de las cada vez más numerosas manifestaciones de descontento y protesta de la población.

2. Acrecentar la presión externa, mediante la estimulación de la solidaridad internacional con la lucha democrática de los venezolanos por su país.

3. Reforzar el trabajo institucional de la Asamblea Nacional, único órgano del Estado legitimado por elección popular, tanto en la promulgación de iniciativas legislativas que faciliten el cambio como en el trabajo político de nuestros diputados.

4. Acentuar la organización y el trabajo de docencia política aguas abajo entre la población, como herramientas necesarias para preparar a la gente y convertirla en los principales agentes del cambio.

5. Estimular desde la lucha cívica el quiebre de la coalición gobernante. Esto significa, entre otras cosas, evidenciar sus divisiones y fracturas, y propiciar las contradicciones en el seno de la élite hegemónica.

Al final del día, la clave del éxito de cualquier estrategia es, al mismo tiempo, debilitar la cohesión de la oligarquía gobernante, y ampliar y fortificar la cohesión del bloque opositor democrático.

Esa es la estrategia. Ahora, dado que estamos en dictadura, la táctica –que son las acciones necesarias para llevar a cabo la estrategia– no siempre es visible si quiere ser eficaz.

Para que la estrategia trazada funcione, se requieren dos condiciones ineludibles: unidad de todos quienes creemos en la lucha cívica, democrática, y queremos un cambio pacífico en la conducción del país, y que la población entienda que no se trata de esperar lo que viene, sino de trabajar para que ocurra.

La consigna, ahora más que nunca, es unidad, organización y lucha. Salvo rutas de frustración, este es el único camino.

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