Venezuela está importando petróleo según Reuters. ¿Por qué? – Análisis de Marianna Párraga

Artículo publicado en Prodavinci el 15/10/2014

Por: Marianna Pàrraga

Reuters ha publicado una nota en la que afirma: “El buque cisterna con la31713_390262778935_3011597_n primera importación de petróleo en la historia de Venezuela partió desde Argelia, en una operación que busca reducir los costos de la petrolera estatal PDVSA, según datos de seguimiento de navegación de Reuters y fuentes cercanas al negocio. Venezuela usará la importación argelina para diluir el crudo extra pesado de la Faja Petrolífera Hugo Chávez en la región del Orinoco, la principal zona productora de crudo, reemplazando la costosa nafta que ha estado comprando en los últimos años”.

Marianna Párraga, periodista especializada en energía y autora de Oro rojo (Ediciones Punto Cero) explica por qué Venezuela siendo un país productor de petróleo ahora debe importarlo.

  1. ¿Por qué Venezuela importa petróleo?

La produccion de crudos extra pesados en Venezuela, provenientes de la Faja del Orinoco, se ha venido incrementando en las últimas décadas, mientras que la extracción de crudos ligeros y medianos de las llamadas “areas tradicionales” (el Lago de Maracaibo y el norte de Monagas, principalmente) ha mostrado una acelerada declinación en el último lustro, debido a la sobrexplotacion de algunos yacimientos, la falta de inversión en otros y como consecuencia de la expropiación de firmas de servicio petrolero. Esto ha hecho que PDVSA tenga serias dificultades para conseguir “diluyentes”.

Por su densidad, los crudos extra pesados de la Faja deben ser mezclados con algún tipo de diluyente, tanto para su transporte como para poder ser procesados en refinerías convencionales.

Históricamente, la solución a este problema en Venezuela había sido procesarlos en unidades de mejoramiento (similares a una refinería, pero de menor complejidad). Además, se descubrió, se desarrolló y se patentó la orimulsión como solución de transporte de lo que antes era conocido como “bitumen”. La orimulsión dejó de ser producida en 2005-2006, después de que PDVSA argumentara que al ser vendida al mercado eléctrico, la valorización de estos crudos era mucho menor a la que ofrecía el mercado refinador.

Por otra parte, desde el año 2000, cuando Hugo Chávez inauguró el último mejorador disponible (Hamaca) no se planificó otro proyecto similar. Hasta que finalmente en 2010, después de la estatización de la industria petrolera y la salida de algunos de los socios que PDVSA tenía en esos emprendimientos en el Orinoco, se volvieron a licitar proyectos de extracción y mejoramiento en la Faja, que apenas ahora es que están comenzando a producir.

Con grandes retrasos a cuestas, PDVSA y sus socios han tenido que recurrir a la importación de nafta en el mercado abierto, pagando precios muy altos debido a que muchas de las compras se hacen al contado, no a través de un contrato de suministro. Esto lo hacen para poder contar con un diluyente para los crudos pesados. Es algo crucial cuando los mejoradores existentes, como ocurre con frecuencia, tienen problemas operacionales y se detienen, creando la necesidad de contar con un volumen todavía mayor de diluyente para poder desalojar los crudos extra pesados.

Cualquier ahorro en los costos de importación que PDVSA pueda hacer incidiría positivamente en su posición financiera y en la del país. Además, mezclar los crudos extra pesados propios con crudo ligero importado daría como resultado unos blends de mejor calidad que los que hoy PDVSA está produciendo. Pero en estas circunstancias, y sin otra solución a la vista (porque los nuevos mejoradores no estarán listos a tiempo en 2016, como se planeó, y producir crudo ligero en Venezuela requeriría de mucho tiempo y un gran esfuerzo), resulta que firmar un contrato de suministro luce mas accesible para una PDVSA que lucha constantemente por lidiar con sus conocidos problemas de flujo de caja. Esto afecta a la economía venezolana como un todo, al existir un control de cambio y prácticamente una sola fuente de dólares para toda la economía.

  1. ¿Cómo afecta la importación de petróleo los ingresos en dólares de Venezuela?

Las importaciones petroleras son una pesada carga que PDVSA lleva a cuestas. Según las cifras del Banco Central de Venezuela, las importaciones petroleras (que incluyen tanto líquidos como compras de equipos para la industria) han superado los 12.000 millones de dolares en los dos últimos años, afectando seriamente la balanza de pagos del país.

Las importaciones no son nuevas, pero fundamentalmente han consistido en la compra de productos refinados. PDVSA comenzó a incrementar su importación de componentes para refinación en 2011. Y en 2012, tras la severa explosión en la refineria de Amuay que causó una crisis que se prolonga hasta hoy, esas compras se dispararon para llegar a unos 150.000 barriles por día en la actualidad. Una cantidad que pesa bastante en el presupuesto de PDVSA. Más aún si se considera que muchos de esos combustibles son luego suplidos al mercado interno bajo un subsidio grosero.

En 2012, algo que continuó el año pasado, Venezuela se convirtió en importador neto de derivados. Es decir: Venezuela importó un volumen de derivados del petróleo mayor a lo que exportó. De manera que si PDVSA puede lograr una reducción de costos con la sustitución de importaciones de derivados por crudo, esto debería reducir la partida para importaciones.

  1. ¿Qué tendría que suceder para que Venezuela no se vea en la necesidad de importar petróleo?

En primer lugar, tendría que haber un entorno de negocios que propicie la inversión, con el objetivo de acelerar los proyectos de construcción de mejoradores.

El alza de los impuestos petroleros, las duras negociaciones entre PDVSA y sus socios de la Faja sobre los términos contractuales y la falta de capital para invertir de PDVSA han retrasado los proyectos. Incluso después de que se pensaba que los escollos de la nacionalización podían haberse superado, al menos parcialmente, con la licitación de nuevas áreas y la entrada de nuevos participantes a la industria. Pero algunos socios de PDVSA, como Petronas, se han ido de Venezuela tras infructuosas negociaciones con el Estado. Y otros, como Petrovietnam, han amenazado con hacerlo.

PDVSA debería, en paralelo, hacer un mayor esfuerzo monetario y técnico por recuperar los yacimientos en declive y reimpulsar la producción, pero las onerosas transferencias al Gobierno y la hiperdependencia del Estado de estos ingresos ha limitado los recursos que PDVSA puede reinvertir en sus propios negocios, aun cuando esto es urgente.

La expropiacion de empresas de servicio tuvo un impacto negativo sobre la producción de crudo y gas, especialmente en el Lago de Maracaibo, que no ha sido revertido. Y PDVSA no ha invertido lo suficiente en exploración y desarrollo para explotar otras reservas de crudos medianos y ligeros que tiene, focalizándose únicamente en la Faja, sin tener una solución de corto o mediano plazo para la salida de los crudos extra pesados.

Por otra parte, se requiere mucho dinero para mejorar los proyectos de mantenimiento de los mejoradores existentes, a fin de que operen eficientemente. También se requiere invertir en la verdadera modernización y mantenimiento del parque de refinación, que sigue trabajando a media capacidad tras la crisis de Amuay, sin poder producir suficientes derivados para el mercado interno.

Teniendo las mayores reservas de crudo del mundo, Venezuela ha hecho muy poco en la última década por desarrollarlas eficientemente. Se ha concentrado únicamente en asegurar la mayor captura de renta posible. Ese enfoque, aunado a la politización extrema de la industria (algo que le resta visión comercial a la empresa) está afectando seriamente el desempeño de los negocios del país.

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