The bridges of Madison County – Los puentes de Madison

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  A propósito del fallecimiento de Nora Eprhon, hicimos algún comentario sobre su manejo de las historias de amor, siempre en el tono de comedia, pero con un talento muy particular que le dio tanto éxito en películas como: “When Harry Met Sally”, “Sleepless in Seattle”,“You’ve Got Mail” en fin… tantas.

  Hablando de historias de amor, se asume, por ejemplo, que la gran historia siempre… ¡La historia de amor! Inclusive una película de aventuras, una película de acción, lleva escondidas siempre, o a veces, ni tan escondida, pero lleva siempre como gran  locomotora, como columna vertebral  una historia de amor.

  Las historias de amor que trascienden desde los griegos a esta parte, pasando,  por supuesto, por escalas fundamentales como Romeo y Julieta, son las historias de los amores contrariados, los amores que por alguna u otra razón no logran coronar,  o sólo coronan brevemente.

   A principios de los años 90, sobre el año 1993 más o menos, recuerdo, Robert James Waller pública una novela muy corta titulada “Los Puentes del Condado de Madison” –“The Bridges of Madison County” – , donde narra la historia de una emigrante italiana viviendo allí, en Madison, Wisconsin, en  el Midwest  Americano, el sitio ese del granero, donde no pasa nada, donde la vida es rutinaria, hasta más no poder.

  Esta mujer venía de Italia, se casa con alguien que conoció durante la guerra, y dedica su vida a este esposo que tiene una granja y con él tiene dos hijos.   Ellos en algún momento ya crecen, son adolescentes y van con el padre a una feria ganadera en Illinois a vender una vaca. Ella queda sola y aparece todo lo contrario a lo que supone ese mundo bucólico, apacible, donde nunca pasa nada, ni siquiera la brisa mueve las hojas. Le aparece un hombre cosmopolita que viene de recorrer prácticamente todo el mundo. Este hombre es un fotógrafo, que trabaja para National Geographic. El hombre va al Madison, por muy pocos días,  porque va hacer un reportaje sobre los famosos puentes cubiertos de Madison. Y surge allí, la historia de amor. Una historia de amor de pocos días, y una historia de amor que es una gran revelación. Luego en 1995, Clint Eastwood lleva esta película a la pantalla.

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  Eastwood, especialista en películas de vaqueros, en películas de violencia, desde el “El jinete Pálido” hasta “Dirty Harry”, pues no se había dado a las historias de amor, y logra una película extraordinariamente delicada. Busca apoyo en una banda sonora maravillosa, siendo el fotógrafo que él mismo representa. Un gran melómano de jazz, como lo es en la vida real Clint Eastwood, arma su banda sonora de la película con piezas exquisitas, únicas. Convoca a Meryl  Streep, en uno de sus grandes papeles.

  Dicen que toda ama de casa en su rutina, cuando se hace muy aburrida, tiene la fantasía de que por allí aparecerá, aunque sea brevemente por un par de días, una noche, basta una tarde, una suerte de príncipe azul y maduro que sacuda un poco la modorra de la rutina y la cotidianidad. Pues esa es la historia, que básicamente, cuenta “Los Puentes de Madison”, desde la novela muy sencilla y lineal de Robert James Waller, hasta la película de Clint Eastwood llevada con tino y maestría.

  Lo curioso es que esta historia de amor se descubre mucho tiempo después, cuando los hijos ya adultos, tienen que descubrir el baúl de los recuerdos de la madre y descubren que fue adultera ¡oh pecado! en aquella temporada en que fueron a vender la vaca en Illinois.

  Entender, perdonar, después de que todo ha pasado, supone también su alarde. Es una hermosa película, y es una película sobre la cual vale la pena volver. En todo caso, la música invita.

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2 comentarios

  1. Totalmente de acuerdo, me sé esta película de memoria y si tienes razón la banda sonora invita e incita. Hay una en especial donde Francesca está sirvendo el almuerzo, sintoniza una emisora y luego su hija la cambia intespestivamente colocando la canción éxito del momento "Baby I'm Yours" de Barbara Lewis, la cual llegó a ocupar el 1er lugar en la cartelera musical Estadounidense en 1.965. Y obviamente no se puede dejar de lado la gran pieza instrumental compuesta por Lennie Niehaus y Clint Eastwood "Doe Eyes" para mi es imposible escucharla y no conmoverme recordando cuando Francesca duda en bajarse de la camioneta e irse con Robert o seguir con su esposo; y también en el momento en el cual recibe el paquete de Robert ya fallecido la expresión de Meryl interpretando a Francesca con la las lagrimas rodando por su cara y tratando de cecarlas con su mano envejecida, definitivamente hermosa… mágica melodía!

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