Al Simmons, Miguel Cabrera, y la importancia de regresar a la ruta - Mari Montes

Al Simmons, Miguel Cabrera, y la importancia de regresar a la ruta – Mari Montes

Publicado en: Prodavinci

Por: Mari Montes

Al Simmons se llamaba, en realidad, Aloysius Szymanski, pero un día, leyendo el diario, vio un aviso de la Ferretería Simmons, y decidió adoptar ese nombre, cuentan que cansado de escuchar que pronunciaran mal su apellido. El dato está en la página que el Salón de la Fama de Cooperstown le dedica en su sitio en Internet al jugador, hijo de inmigrantes polacos, que forma parte de su galería de inmortales.

El próximo pelotero en la lista de los hiteadores más prolíficos del juego, a quien dará alcance Miguel Cabrera es justamente Al Simmons o Al Szymanski, un bateador  que destacó entre los mejores de su tiempo, como ahora lo hace el toletero venezolano. Simmons nació en Milwaukee el 22 de mayo de 1902. Jugó béisbol en la escuela secundaria antes de asistir brevemente a Stevens Point Teachers College, como jugador de fútbol americano. Medía 1,83 y pesaba 90 kilos, era veloz y resaltaba su carácter competidor. Luego jugó béisbol semiprofesional en Juneau, Wisconsin, antes de ser firmado por los Cerveceros de Milwaukee, su ciudad natal, en 1922. Fue enviado a Aberdeen, Dakota del Sur, donde bateó .365 en 99 juegos. Participó  en 19 encuentros para Milwaukee esa temporada. Conectó 11 hits en 50 turnos al bate (.220). Al año siguiente jugó con el Shreveport en la Liga de Texas, donde dejó promedio de .360  antes de jugar el resto de la temporada con los Cerveceros, donde brilló, bateando .398 en 24 desafíos.

Según la investigación de Fred Stein en SABR.org: “Aunque todavía era propiedad de Milwaukee, en ese momento Simmons estaba interesado en jugar para el manager de los New York Giants, John McGraw . En 1922 le escribió a Roger Bresnahan,  gerente del equipo de los Gigantes, en Toledo, Ohio, en la que le hizo saber su disponibilidad, por $150 en gastos. Bresnahan nunca  le respondió. Años más tarde, Simmons comentaba a menudo: ‘No estoy seguro de haber disfrutado jugando para McGraw. Los dos éramos exaltados y me temo que nos hubiéramos enfrentado’. El dueño y manager de los Atléticos de Filadelfia, Connie Mack, compró el contrato de Simmons a Milwaukee, después de la temporada de 1923”.

Al año siguiente comenzó su exitosa historia en las Grandes Ligas. Debutó el 4 de abril de 1924, y en esa primera campaña dejó promedio de .308 con 102 carreras impulsadas. Siguió impresionando con sus números: En 1925 .387 y 253 hits. En 1926, Simmons bajó  a .351 y “solo” 199 hits. En 1927 coqueteó con los .400, alcanzando .392, pero con menos imparables (159), se dice que las lesiones hicieron que “descendiera” en su rendimiento, pero la verdad es que hasta 1935 estuvo bateando por encima de .300, por eso su promedio vitalicio es .334 ( en este momento, “Miguelito” marca.336). Simmons extendió su carrera por 20 temporadas, esta de 2021 es la número 19 para Cabrera.

“Al Simmons,  Mickey Cochrane , Lefty Grove y Jimmie Foxx, llevaron a los Atléticos de Connie Mack a tres contundentes victorias consecutivas por  el banderín de la Liga Americana y dos victorias en la Serie Mundial. Simmons estuvo en su apogeo durante esos tres años. En 1929 lideró la Liga Americana con 157 carreras impulsadas, mientras bateaba .365. En 1930 y 1931 tenía promedios líderes en la liga de .381 y .390. En 1929 ganó el premio MVP. En su última temporada con Connie Mack, 1932, Simmons bateó .322 mientras lideraba la liga en hits, con 216. Simmons tiene el récord de Grandes Ligas por alcanzar 1.500 hits en la menor cantidad de juegos, 1.040.”, apunta Stein en su artículo.

Simmons se paraba a batear de una manera poco usual siendo bateador derecho. Colocaba el pie izquierdo adelante, apuntando hacia tercera base. Se supone que esta postura  debió generarle dificultades, pero Simmons usaba un bate inusualmente largo y acercaba su pie izquierdo al home. En el trabajo de  Fred Stein, hay una cita de Simmons: “He estudiado películas de mi bateo. Aunque mi pie izquierdo apunta hacia la tercera base, el resto de mí, desde el cinturón hacia arriba, especialmente mis muñecas, brazos y hombros, se balancea en una línea adecuada sobre el plato”. Esta manera de ubicarse en el home, le valió el apodo de “Pie de balde”(tobo).

Baseballhal.org resalta que Al Simmons “Durante sus primeros nueve años, desde 1924 hasta 1932, todos con Filadelfia,  lideró a  los bateadores de las Grandes Ligas con 1.796 hits y 343 dobles, mientras que ocupaba el segundo lugar, con 1.157 carreras impulsadas y el cuarto puesto, detrás de Babe Ruth, Lou Gehrig y Hack Wilson, con 208 jonrones. En ese tiempo, Simmons bateó .358 en 5.019 turnos al bate, mientras terminaba tan alto como segundo en la votación de MVP y entre los 10 mejores en otras 4 votaciones”.

Acá pueden ver sus números definitivos.

Connie Mack y Al Simmons llegaron a ser  muy cercanos, cuenta Stein: “En sus últimos años en el béisbol, Connie Mack reflexionó sobre su larga carrera. Solo guardaba una foto de un exjugador en su oficina, y era el fanfarrón Simmons. Cuando se le preguntó qué jugador podría aportar el mayor valor a un equipo, Mack suspiró: ‘Si solo pudiera tener nueve jugadores llamados Al Simmons’”.  Esta frase de Mack, aparece en todas las publicaciones consultadas, incluida su ficha en el Salón de la Fama de Cooperstown.

Simmons se casó con Doris Lynn Reader de Chicago en agosto de 1934. Tuvieron un hijo, John, y al poco tiempo decidieron divorciarse. Por sus convicciones religiosas, no volvió a casarse. A propósito de su amistad con Connie Mack, Simmons le dijo a un escritor: “Sr. Mack parecía mirarme como su hijo. Nunca dejó de sentir lástima por mí por la ruptura de mi matrimonio”.

En Baseball Almanac hallamos esta reflexión: Fui un gran jugador de béisbol bajo la dirección del Sr. (Connie) Mack. Después de que me fui, era solo un jugador más. El Sr. Mack fue el hombre más grande que conocí en mi vida. También le debo mucho a Ty Cobb. Aprendí mucho de él”.

Luego de ser cambiado a los Medias Blancas de Chicago, Simmons decayó en su rendimiento, él mismo confesaría después que había relajado en sus exigentes hábitos de práctica. En la temporada baja su contrato fue vendido a Detroit por $ 75.000. Los Tigres habían ganado el banderín de 1935. Aunque ya había pasado su mejor momento, Simmons bateó .327 con 112 carreras impulsadas, pero los Tigres terminaron detrás de los Yankees. Y Simmons fue traspasado a Washington después de la temporada.

Al final de su carrera, se fijó la meta de alcanzar los 3.000 hits, quedó a 73 hits.  En el artículo de Stein se lee: “Lamentó las veces que había jugado con resaca o había dejado un juego temprano para una ducha rápida y una noche en la ciudad.

Orgulloso de su ascendencia polaca, Simmons, siendo un manager veterano, transmitió su objetivo no logrado a otro polaco-estadounidense: ‘Nunca te relajes en ningún turno al bate. Nunca te pierdas un juego que puedas jugar’,  le aconsejó a un joven Stan Musial.

Al Simmons murió en su natal Milwaukee, el 26 de mayo de 1956, cuatro días después de cumplir 54 años.

Recordé una conversación que tuve con Miguel Cabrera, cuando protagonizó el incidente con la policía, en Florida, por conducir ebrio. El video apareció varias veces en los noticieros deportivos. Verse le hizo reflexionar, entendió que esa conducta lo alejaba de su meta de seguir jugando béisbol, buscó ayuda y corrigió el rumbo.

Han transcurrido casi 10 años desde entonces, aquella vez escribí, luego de nuestra entrevista: “La extraordinaria hazaña de la triple corona  de bateo ha sido hasta ahora la más notable de sus conquistas, no sólo porque no sucedía desde 1967, que dice mucho, sino porque es además la ratificación de un rumbo que decidió tomar después de desviarse y que de mantenerlo lo conducirá a la altísima cumbre del Salón de la Fama de Cooperstown.”

Son seres humanos, aunque hagan cosas sobrenaturales, como ir por la meta de 3.000 hits y 500 jonrones.  No son súper héroes aunque así luzcan cuando tiene un bate en sus manos.

 

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Fuentes:

Baseballhal.org

BaseballReference.com

TheOleGame.com

SABR.org

 

 

 

Lea también: «Dave Pallone y Dale Scott: dos árbitros gays, dos historias«, de Mari Montes

 

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