Cristianos crucificados otra vez

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 En Venezuela nos hemos acostumbrado, en los últimos tiempos, a escuchar y a  decir, vamos pa’ atrás. Así a toda velocidad. Uno entrevista a un médico y resulta que por las dificultades con medicamentos, equipos e insumos médicos, se terminan haciendo prácticas que ya estaban superadas hace 30,40 o 50 años. Eso nos pasa a nosotros los venezolanos que estamos atravesando una circunstancia muy particular. Pero más allá de nuestras fronteras ¿el mundo avanza o va en retroceso? Sin duda, el grueso de la humanidad avanza. Hay tecnologías cada día más sofisticadas, cada día más extraordinarias que nos convierten en auténticos ciudadanos de un nuevo tiempo, de un nuevo siglo.

En el primer mundo la vida va definitivamente hacia el futuro. ¿Pero qué pasa en el tercer mundo? En el tercer mundo hay estancamiento, hay hambre, hay pobreza. Y en una parte muy particular de ese tercer mundo hay un retroceso vertiginoso, cruel hacia el pasado. Esto e slo que ocurre en algunas regiones del medio oriente. Siria, Irak, por ejemplo, son víctimas de este movimiento conocido como  Estado Islámico.

Leo acá notas de la periodista Jane Corbin de la BBC que estuvo de gira por la región. Escribe ella:

A medida que subía la empinada montaña por encima de la llanura de Nínive, en Irak, el sonido de monjes cantando y el olor a incienso flotaban fuera del monasterio del siglo cuarto de San Mateo.

Alguna vez esta construcción albergó unos 7.000 monjes cuando el cristianismo era la religión oficial del imperio romano.

Casi toda la población era cristiana entonces. Hoy quedan sólo seis monjes y no hay peregrinos que se atrevan a visitarlo.

«Estamos en primera línea frente a Estado Islámico y la gente tiene miedo de venir aquí», me dice el padre Yusuf. «Nos preocupa sobre todo nuestra gente, nuestra familia, el cristianismo».

Una gráfica nos da la majestuosidad de este inmenso monasterio construido prácticamente sobre la ladera de una montaña.

Monasterio de Mar Mattai (San Mateo) en el Monte Alfaf, norte de Irak
Monasterio de Mar Mattai (San Mateo) en el Monte Alfaf, norte de Irak

Combatientes kurdos custodian el monasterio, y en el llano escucho disparos de artillería. Hay columnas de humo de los ataques aéreos occidentales sobre las posiciones del grupo extremista autodenominado Estado Islámico.

Pasaron por la llanura de Nínive el año pasado, lo que obligó a decenas de miles de cristianos a huir de Mosul, la segunda ciudad de Irak.

Un puñado de familias se refugió en el monasterio, como los cristianos han hecho durante siglos desde que los primeros ejércitos islámicos barrieron con la llanura en el siglo séptimo, en la conquista árabe.

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Ahora bien, ¿Por qué los cristianos huyen de este ejército islámico? Pues porque el ejército islámico asume una guerra santa en códigos medievales, inclusive en códigos previos al Medioevo.

La crónica dice: Cuando declararon su califato (Estado Islámico) el año pasado con decapitaciones e incluso crucifixiones, miles de cristianos huyeron aterrorizados.

Los cristianos pues vuelven a ser crucificados, y vuelven a ser crucificados, sencillamente por eso, por ser cristianos.

Leo en la crónica:

En Erbil, en el Kurdistán, miles de cristianos desplazados están hacinados en un centro comercial a medio construir.

Conocí a Leila y Imad Aziz, –confiesa Jane Corbin – que preparan comida para una fiesta cristiana con sus dos niñas. Huyeron de Mosul el pasado verano cuando la ciudad fue ocupada, dando a los cristianos tres opciones: convertirse al Islam, abandonar la ciudad o pagar la jizya, el fuerte impuesto establecido por los gobernantes musulmanes a los cristianos hace siglos.

El ejército islámico en efecto funciona con siglos de atrasos, milenios de atrasos.

«No podemos volver a Mosul por miedo a ser asesinados, secuestrados o robados», me dice Imad. «Yo creo que en cuatro o cinco años quedarán muy pocos cristianos. Ellos te apuntan con el dedo diciendo: ‘Él es un cristiano'».

Aparece en esta población el testimonio del sacerdote católico, el Padre Douglas Bazi, él se ocupa de atender a 135 familias católicas en tiendas de campaña a los alrededores de la iglesia.

El padre Douglas fue tomado como rehén nueve días, golpeado y torturado hasta que la Iglesia pagó un rescate.
El padre Douglas fue tomado como rehén nueve días, golpeado y torturado hasta que la Iglesia pagó un rescate.

Dice acá el Padre Bazi, ya tiene un historial difícil. Estos del ejército islámico ven a occidente como infieles, y como cristianos somos vistos de la misma manera. La iglesia del sacerdote en Bagdad fue bombardeada y él fue tomado como rehén por una milicia. Estuvo secuestrado hasta que la Iglesia pagó un rescate. El padre Douglas me muestra la camisa manchada de sangre que usaba cuando fue capturado y describe cómo sus captores le rompieron la espalda con un martillo. Luego, sus dientes. Uno por uno.

Esta huida hacia atrás, este viaje vertiginoso hacia el pasado ¿quedará reducido a esta parte de la geografía planetaria? ¿Se extenderá más allá a todo el mundo musulmán? Hoy por hoy la religión quizá más grande que habita el planeta.

El Padre confiesa: “Creo que Occidente, en lugar de instar a los cristianos a permanecer en Irak, debería ayudarlos a salir. «Abrir las puertas, darle a mi pueblo visas», dice el sacerdote. «Tenemos que entregarles dignidad y vida ahora, no prepararlos para ser ovejas que terminen asesinadas».

La historia lamentablemente vuelve y de su manera más cruel. Ojalá pare allí. La de los musulmanes y cristianos en el Medio Oriente, y la de todos los venezolanos acá en nuestra tierra.

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