Cuestión de fe

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 La ausencia del Presidente tiene al país en una suerte de limbo. Y ese limbo se traduce, por ejemplo, en que no hay una voz coherente, no hay un criterio coherente a la hora de ejercer el gobierno. Aquí tenemos un pequeño ejemplo: Rodrigo Cabezas, quien ciertamente no tiene ningún cargo económico en el régimen, pero es economista y se atrevió a adelantar, en unas declaraciones que destacó muy en grande El Universal, que vendrían ajustes en la economía, e inclusive llegó a tocar el muy espinoso tema de la eventual devaluación.

  Hoy El Mundo cita a dos diputados oficialistas que le desmienten, Ricardo Sanguino y Jesús Faría quienes descartan ajustes cambiarios y fiscales: “El dólar seguirá a 4,30.” A propósito de esto, Ecoanalítica nos dice que para corregir la sobrevaluación habría que poner el dólar a 9,22 Bs, que representa un aumento del 114%.

  Pero regresemos a lo anterior, al tema del limbo, de la incertidumbre. El vicepresidente Maduro había dicho que el Presidente ya estaba saliendo del largo post-operatorio y que entraría en una nueva etapa, con lo cual se alentaron las esperanzas de que volvería pronto. Se llegó a hablar de un regreso casi inminente.

  Argenis Chávez, su hermano, indicó que eso no era así y que los únicos voceros autorizados para hablar de la salud del Presidente eran los del Alto Gobierno. Pero el Alto Gobierno habla en un tono un tanto cantinflérico, porque van para adelante, para atrás, dicen y se desdicen, con una facilidad impresionante. Elías Jaua va a La Habana, supuestamente se entrevista con el Presidente y resume: “no, si ya echa broma, chistes, se ríe.” Y quedamos en una circunstancia muy dura, contradictoria, porque se empeñan en decirnos que el Presidente está muy bien, pero no hay ninguna muestra, ninguna evidencia. No hay ni un video, no hay nada; ni siquiera una fotografía donde lo veamos en su lecho convaleciente.

 Pero aparentemente “todo el mundo” lo ve.  Evo Morales, por ejemplo, ayer nos sorprende diciendo que Chávez está sometiéndose a fisioterapia, y que ya va a regresar pronto. Y eso lo declara desde La Paz. ¿Cómo es que el Presidente habla con todos en todas partes del mundo, menos con los venezolanos? Es la pregunta que se hace el ciudadano común, el ciudadano de a pie.

  Ayer, el Ministro Ernesto Villegas nos dice: “no está prevista una fecha de retorno de Chávez al país”. Entre esto y lo dicho por Argenis Chávez, es fácil deducir que el Presidente todavía tardará un buen rato en venir. Pero advierte Villegas que el informe, sin embargo, es alentador. No nos explica por qué es alentador. Lo único que nos dice es que el yerno del Presidente, Jorge Arreaza, a la sazón Ministro de Ciencias (por cierto, al Gobierno la Ciencia le importa muy poco si su Ministro pasó un mes en Cuba), ha regresado y les dio a ellos, en privado, un informe de la salud del Presidente. Ese testimonio justifica las esperanzas.

  Por lo pronto, seguiremos en esta larga espera. Ayer el politólogo Ángel Álvarez nos dijo: «para el gobierno evidentemente la estrategia es ganar tiempo”. ¿Tiempo para qué? ¿Para una eventual elección en los próximos meses? Mientras, nadie sabe.

 Hoy también es noticia el mensaje que el Papa nos envía a los venezolanos: “Tengan fe, que Dios los va a ayudar”.

  En fin…

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