El autobús parado

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   Una breve ausencia y al regreso solo quedan dos opciones. Al observar el país tenemos que todo sigue igual, o sencillamente peor. Mejoría ninguna. Es como si el auto donde viaja el país –o, vistas las circunstancias, el autobús- se hubiese quedado parado en medio del camino. Pero no solo se ha quedado parado sino que se le empiezan a caer las partes: el parachoques, las puertas, el motor; caen las gotas de aceite, los cauchos se van rodando, espichados, inútiles. La imagen puede ser literal porque, en buena parte de los titulares que leemos hoy, el tema del transporte, después de la Copa América, es el que se lleva el mayor centimetraje en primeras páginas.

  Los transportistas están parados por dos circunstancias fundamentales: la falta de repuestos y la inseguridad. Están hartos de ser atracados, asaltados, tanto ellos como sus pasajeros. Pero hoy habla el gobierno. Cita El Correo del Orínoco: “Subasta de dólares del sector transporte garantizará seis meses de abastecimiento. El Ministro, ratificó que están disponibles 350 millones de dólares por Sicad I, 181 millones del Fondo Chino, además de otros 400 millones de dólares para importación de materia prima”. Y cuando le reclaman que no hay baterías, responde: “Vamos a instalar una fábrica.” En fin, otra promesa más.

  Lo preocupante es que, dada la emergencia y después de todos esos millones recogidos por aquío y por allá, el Ministro nos dice que “la subasta va a garantizar seis meses de abastecimiento”. Para diciembre, si todo lo que dice El Troudi se cumple, la situación puede estar peor.

  Ahora, ¿nada ha variado? Pues sí, hay situaciones que han variado. El presidente Maduro, que antes no esperaba cualquier pequeña excusa para viajar, ahora no viaja. La razón, dicen, es una gripe con otitis. Pero vaya gripe. No fue a Roma el pasado lunes parea recibir el reconocimiento de la FAO por la lucha contra la pobreza. Tampoco se reunió con el Papa que lo esperaba, y ayer tampoco fue a Bruselas a la Cumbre de la Unión Europea con la CELAC.

  El presidente, pues, que es un revolucionario a carta cabal ha sido derrotado por una otitis. En su lugar viaja Jorge Arreaza, quien le dice a la Unión Europea -¡nada menos y nada más!- que tienen que aprender del ejemplo de Latinoamérica.

  Y si viaja Arreaza, el otro que sorprende en el exterior es Diosdado Cabello, quien por fin salió del país. Le vemos retratado en la primera página de Vea acompañando a Lula con el General Rodolfo Marco Torres, vicepresidente para el área económica. Leo: “Están reunidos para activar los acuerdos firmados entre el Comandante Hugo Chávez y el ex Presidente Lula.” Exacto, Lula es “ex”, ya no manda, y Chávez ya no está. Hay algo anacrónico en todo esto.

  El Universal al respecto informa: “Cabello va a Brasil para buscar el apoyo de los empresarios brasileños para enfrentar la guerra económica”. (¿Qué tal el apoyo de los empresarios venezolanos? Por ejemplo).

  Y, ya que hablamos de economía, aquí sí hay una novedad: el señor Giordani ha vuelto a la acción. Le declaró a Aporrea: “Están raspando la olla para ver cómo pagan la deuda y compran medicinas. En Venezuela no hay control sobre la economía, no se trata de que exista una dirección inexperta sino que sencillamente no hay dirección”.

  El autobús, definitivamente, quedó parado en medio del camino.

 

 

 

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