El mayor irrespeto

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  ¿Qué es la Asamblea Nacional? La Asamblea Nacional es la representación del pueblo. Los diputados son los representantes directos de nosotros, los ciudadanos que votamos por ellos. Y en la Asamblea Nacional se reúnen diputados que representan a todas las regiones y a todos los ciudadanos del país. De manera que la Asamblea Nacional, soberana, es importantísima, fundamental, en la estructura de un estado democrático.

  Como lo ha recordado en varias oportunidades -y lo reiteró ayer en el programa- el nuevo presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, solo hay dos poderes que son electos directamente por el pueblo: el Presidente de la República y la Asamblea Nacional. Todos los demás poderes son derivados. El Tribunal Supremo de Justicia es designado por la Asamblea Nacional, así como el Consejo Nacional Electoral y las instancias del Poder Popular. El Vicepresidente, por su parte, es designado por el Presidente de la República; es decir, no es electo por el pueblo. Si lo que importa es el pueblo, la Asamblea, entonces, debe ser respetada porque es la voz del pueblo.

  Como sabemos, hay una nueva circunstancia en el país a partir del 6 de diciembre: por primera vez en tiempos de revolución la Asamblea está en manos de la oposición. La Asamblea, en estos 17 años de régimen chavista, llegó a ser  considerada como un circo de focas, porque las focas circences solo aplauden y obedecen según el entrenamiento recibido. Y los diputados oficialistas, a lo largo de estos años bajo férreo control del Ejecutivo, solo aplaudían y se prestaban, obsecuentemente, a las órdenes gubernamentales en esa Interminable lista de leyes habilitantes. Pues bien, el Ejecutivo, ahora, plantea un Decreto de Emergencia Económica, porque la situación, según el calificativo dicho por el propio presidente Maduro, es catastrófica.

  El diputado José Guerra, destacado economista que preside la comisión para evaluar el decreto en cuestión, ya apuntó una observación pertinente: ¿Por qué si tuvieron Ley Habilitante hasta el 31 de diciembre de 2015 no tomaron las medidas de rigor? ¿Por qué todo ello lo dejan para un decreto de emergencia vago que, apresuradamente, ahora hay que discutir a fondo? Y, precisamente, para esa discusión a fondo se convoca a la Asamblea a los ministros de la economía más al presidente del Banco Central de Venezuela. El país está urgido de saber qué ha pasado con nuestros dineros. Cómo se está manejando la economía nacional.

  Ayer en el programa Henry Ramos Allup comentó el rumor que ya desde la tarde anterior corría en el ambiente parlamentario: el oficialismo quiere una sesión privada, en el hemiciclo pero sin cámaras ni medios de comunicación. Ramos Allup, entonces, apeló al sentido común: “Bueno, si quieren lo pueden hacer en privado, pero esos números igual se van a conocer, porque nadie se va a guardar nada”.

  Ya antes, también en el programa, José Guerra había informado que los ministros no asistirían a las 10 de la mañana, como estaba previsto, sino a las 5 de la tarde. ¿No y que estamos en emergencia?, se preguntó. ¿Por qué perder tanto tiempo?

  Pero ya a primeras horas de la noche, Aristóbulo Istúriz, recordando quizá sus tiempos de maestro de escuela, regañando a los muchachos, raspándolos en el examen y antes de botarlos del salón, afirmó categórico que ellos, los oficialistas, no eran payasos. Así lo reseña Aporrea.org: “No nos prestaremos para un show mediático, aquí no hay payasos. Queríamos una discusión seria, que la información que requieran los diputados la tengan de primera mano, sin poner en riesgo al país, ellos (la oposición) saben que hay materias que no pueden ser dilucidas públicamente, porque son materia de Estado que requieren seriedad”.

  Detengámonos en esto porque es muy grave lo que dice Istúriz. Él, según su afirmación, es una autoridad que está muy por encima de usted, de mí y de todos los demás venezolanos. Nosotros, los ciudadanos venezolanos, no somos dignos, ni estamos calificados para saber y entender cosas que sí están a la altura de la dignidad y el entendimiento del señor Istúriz. Sin embargo, nada puede estar por encima del pueblo; lo dice la Constitución.

  ¿Cómo es que hay cosas que yo como ciudadano no debo saber? ¿Es que acaso los dineros que mal ha manejado el gobierno no son míos, no son de usted, estimado lector? ¿Cómo es que se pueden hacer cosas a sus espaldas si usted, estimado lector, es el país? Esto es gravísimo.

  Pero no deja de ser una paradoja cruel, risible, que el argumento esgrimido sea “no nos prestamos para un show mediático”. Pero si es que esta revolución siempre ha sido un show mediático. Desde aquella brevísima intervención de 40 segundos del golpista detenido, diciendo “Hemos fracasado, por ahora”, todo ha sido siempre un show mediático. La acción de gobierno real de Hugo Chávez era su programa “Aló Presidente”. Allí se tomaban decisiones de Estado, se enteraban los ministros de que eran sustituidos o de que tenían que hacer esto o tenían que hacer lo otro. ¿Cómo es que el argumento ahora es el del show mediático?

  Pero es tan burda la excusa que, en el Correo del Orinoco, informan que les invitan a los diputados para que hablen en privado, pero en la sede de la Vicepresidencia. ¿Es que acaso es una cuestión de espacio? ¿Es que acaso es un dilema de amantes furtivos, tu casa o la mía? ¡Que falta de respeto es esto con el país! Es en la Asamblea Nacional, señores, donde hay que discutir tan graves asuntos y no en ningún otro sitio.

  Anoche, a las 9 y 23 minutos, el presidente Maduro publicó este tuit: @NicolasMaduro “Le he dado instrucciones al Vicepresidente que insista con la A.N. para realizar reunión de trabajo sobre Decreto de Emergencia Económica…”

  Creo que es hora de tomarnos en serio al país. Siento que esta es la mayor falta de respeto que se le ha dado a los venezolanos a lo largo de todos estos años.

  Desacato, esa es la palabra. Verbo desacatar. Según el diccionario de la Real Academia Española: 1) Falta del debido respeto a los superiores. El Superior es el pueblo. 2) Irreverencia para con las cosas sagradas. La voluntad del pueblo, que está manifestada en la Asamblea Nacional, es sagrada. 3) En algunos ordenamientos, delito que se comete calumniando, injuriando, insultando o amenazando a una autoridad en el ejercicio de sus funciones o con ocasión de ellas, ya de hecho o de palabra, o ya en escrito que se le dirija.

  El desacato es penado, señores ministros. Según El Nacional: “El desacato implica multa de hasta 200 Unidades Tributarias o arresto proporcional”.

  A ver si nos enseriamos.

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3 comentarios

  1. Lo leo, lo vuelvo a releer. Respiro profundo, vuelvo a retomar el texto, intento analizarlo y una frase, del texto, se repite, en mi cerebro, como un eco: “¿Por qué si tuvieron Ley Habilitante hasta el 31 de diciembre de 2015 no tomaron las medidas de rigor?”

    Amigos, esos señores la han puesto con globos -llenos de egolatría y vulgaridad-, payasos -y con perdón de los verdaderos payasos- y con el papelillo cortesía del Banco Central.

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