¡Un error!

  La economía venezolana es un desastre. La padecemos todos, todos los días. El gobierno, en una actitud increíble de tozudez, insiste en que todo esto es culpa de una fantasmal guerra económica. Como se dijo en alguna oportunidad, guerra que se inventó el gobierno y que, de ser cierta, el gobierno perdió. Más todos sabemos que tal guerra no existe. Lo que existe es un modelo económico anacrónico, absurdo, que ha sido derrotado históricamente en todas las partes del mundo donde se ha aplicado. Un modelo que solo ha servido para castrar el desarrollo económico del país y para fomentar increíbles e insólitos niveles de corrupción. Ese modelo nos lleva a noticias de este tenor. Versión Final, en Maracaibo: “El “dólar flotante” se devaluó en 47%. El DICOM sube de precio sin tener si quiera una plataforma. En solo ocho días, el dólar del mercado complementario se ha devaluado en 18%. Su depreciación ha sido diaria desde que lo anunció el ministro Pérez Abad en marzo -cuando se dice marzo pareciera que fue hace mucho. No, hoy estamos apenas a 11 de abril-. Al Gobierno le ha faltado decisión y pericia para activar su plataforma. Ministros desatienden la recomendación de que la divisa se cotice en la Bolsa de Valores.”  Los ministros, es bueno decirlo, desatienden cualquier recomendación que no venga de la camarilla gubernamental.

  Otro titular ilustrativo. El Tiempo, de Puerto La Cruz: “Afectos al gobierno controlarán la venta de bolsas de comida. El Comité Local de Abastecimiento y Producción (Clap) de cada comunidad es la nueva estructura creada por el Ejecutivo para garantizar que los alimentos lleguen a la población. En teoría sin distingos políticos con lo cual buscan eliminar el bachaquerismo. Esa instancia que la conforman ocho miembros, de los cuales siete son oficialistas, un representante de la Guardia Nacional Bolivariana, la Gobernación, la Alcaldía, Unamujer, Frente Francisco de Miranda, Consejo Comunal, Ubch y el octavo es un bodeguero que pudiera no estar vinculado con el poder.” Con este tipo de arrogancia, con estos criterios excluyentes es que se maneja toda la economía. Se entiende, entonces, que en Anzoátegui, luego de un anuncio como este, solo tendrán acceso a los productos los afectos al gobierno, que luego los revenderán a precios exorbitantes al resto de la población. Más y más corrupción.

  Pero, ¿por qué procede el gobierno de esta manera? A parte del sistema anacrónico, absurdo, obsoleto que tratan de imponernos, hay una clara incompetencia en los funcionarios gubernamentales, una piratería tal que nos lleva a situaciones cada vez peores. Gran titular de 2001: “Rueda otro aumento de la gasolina. El vice Istúriz explicó ayer que se hace necesario un nuevo ajuste progresivo del combustible porque el diesel quedó al mismo precio.” Y esta es la frasecita que revela el desastre: “Fuentes del sector revelaron que hubo un error en los anuncios del 17 de febrero y la de 91 octanos iba a subir a 3 bolívares y el gasoil a  1”. ¡El colmo de la piratería, la improvisación y la sinvergüenzura! A menos de un mes descubren un error. ¡Un error! Y tienen que volver a aumentar la gasolina. La reseña de Panorama, desde Maracaibo donde Istúriz hizo el anuncio, le cita afirmando que el alza de los precios es inducida. Que, por lo visto, es ahora el latiguillo de moda en el alto gobierno. Para ellos ahora todo es inducido, tanto que hasta el general González López, Ministro del Interior, ha llegado a decir que los niveles de delincuencia son inducidos; infeliz criterio que, por cierto, también comparte Istúriz.

  Usted comprenderá que en semejantes manos esto solo puede ir de mal en peor hasta el colapso definitivo.

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