La múcura está en el suelo – Soledad Morillo Belloso

Por: Soledad Morillo Belloso

Toño Fuentes, compositor cartagenero, se basó en diferentes versossoledad morillo belloso 2 y estrofas que andaban sueltas por las calles de La Heroica y escribió la canción que uso para titular estas letras. Un porro de melodía y lírica sabrosona y pegajosa que varias generaciones -incluyendo la mía- cantaron y bailaron. La Múcura fue sin lugar a dudas un éxito continental. Cuentan que tras su letra se escondía una protesta al gobierno colombiano de aquel entonces. En 1950, La Múcura llegó al cine mexicano en versión de Pérez Prado interpretada por Ninón Sevilla.
A la revolución le pasa que la múcura está en el suelo y no puede con ella. No puede con una economía empastelada, caracterizada por bolsillos perforados por una inflacón desbocada, el incremento de empleo precario e informalidad, la destrucción del aparato productivo nacional y más enfermedades sociales que en tiempos del oscurantismo medieval. No puede la revolución con el bochinche que creó en un sistema judicial que sus graves problemas ya tenía y que empeoró. No puede con el desmadre de la inseguridad y los malandros mandando más que dinamos. Menos puede con el pichaque de la estrategia de naipes que se sacaron de la manga para enfrentar el asuntico con Guyana. Tampoco tiene cómo levantar la múcura de la salvajada que supone someter a la población a la tortura de las colas para comprar hasta lo más elemental.
La múcura está en el suelo. Y ahora temen. Temen que puedan perder parte de ese poder acromegálico al que están tan acostumbrados y sin el cual temen caer barranco abajo, con todo y callos. El miedo es, lo sabemos, muy mal consejero. Hace que quienes están apoltronados por los lados de Miraflores tomen medidas desesperadas. Por ejemplo, la ristra de inhabilitaciones políticas dictadas por la Contraloría General de la República, la decisión de desviar toda la producción nacional a expendios controlados directamente por el gobierno, los lecos heridos contra la Exxon y el presidente de Guyana, la imposición a trocha y mocha de las listas de nuevos estudiantes en las universidades nacionales y, la de más reciente cuño, la campañita en contra de la recomposición de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Sobre ese abanico se fundamenta la estrategia electoral rojita. Cómo se nota la ausencia del finado.
No puedo imaginar a la clase media venezolana, que no ha sido jamás la base electoral rojita pero que es la que la hizo ganar las diversas carreras electorales, comprando un paripé bélico con Guyana. Una cosa es la guerra digital y otra muy distinta la de pum pum. Claro, los que irían a tal disparate bélico serían los miles que integran la soldadesca venezolana, que no son precisamente los que tuitean o los que bachaquean. Este enfrentamiento, por ahora de palabra con Guyana, no tiene por cierto basamento alguno en un gobierno que eleva el estandarte de la soberanía nacional. Es simplemente un calorón electorero.
Zamarro como es, el presidente de Guyana cierra la puerta a la fórmula del buen oficiante. Y escoge la ventana de la Corte Internacional. El largo y sinuoso camino tardará en ser recorrido. Me dijeron que el expediente tiene 2951 folios. En ellos lucen los derechos de Venezuela sobre ese territorio en reclamación. Pero también la negligencia, la desidia y el interés súbito del gobierno rojito por el asunto, luego de 16 años de «si te vi no me acuerdo». Claro, petróleo, del bueno, es decir, plata, dólares. Y eso se ve mal, horrible. No habla de soberanía sino de glotonería mercantilista.
Todo, la situación económica, el lío con Guyana, la escasez, la peladera, la estratagema con los cupos universitarios, las inhabilitaciones, el abandono, el bachaqueo, la cobardía de no aumentar la gasolina y un largo etcétera, todo pesará en la toma de decisiones de los electores. Por ahora, la múcura está en el suelo y el gobierno rojito no puede con ella. Falta lo que falta. Que la oposición sepa exprimir bien. No con populismo. No con más de lo mismo. Con verdad y decencia. Con sensatez y espíritu de productividad. Que de eso carece el gobierno.

soledadmorillobelloso@gmail.com

@solmorillob

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