La Venezuela subsahariana-Thays Peñalver

  Por: Thays Peñalver

  El régimen chavista ha empobrecido un país extraordinariamente rico en recursos

  La violencia revolucionaria está destrozando el tejido Thayspeñalverproductivo y causando la ruina

 Lo que ocurre en Venezuela es fácil de explicar. Basta con ir a Melilla y preguntarle a cualquiera frente a la valla, ¿qué sucedió?. Ricos en materias primas, en todos destacará la explicación de la llegada de un teniente coronel que se dejó impresionar por el dictador cubano. Como en Sudán, cuyo «Comando Revolucionario para la Salvación del Pueblo» terminó en esas «crisis de las vallas». Igual que en Etiopía, donde otro teniente coronel apoyado por Fidel Castro de nombre Mengistu Haile, instauró una Revolución Patriótica que ordenó la muerte de miles de sus opositores que son los que llegan a bordo de esa patera. Y así ocurrió en Chad, donde otro «comandante revolucionario», de nombre Idriss Déby, en la Guinea de Obiang o en la Eritrea marxista, o en la Nigeria de los coroneles que causaron estos éxodos bíblicos, llevando al drama de las pateras a España y Europa.

 Ajenos a esta realidad, no pocos políticos europeos hicieron la vista gorda y cortejaron a los tenientes coroneles, sin entender que los barcos que les construyeron y las armas que les vendieron salieron mucho más caros cuando hubo que afrontar como un ‘boomerang’, la catástrofe humanitaria con miles de millones de euros en seguridad social o luchar contra los éxodos bíblicos con un aparato policial para detener las pateras o pagar millonarios rescates en unas costas llenas de piratas revolucionarios. Sin contar, claro está, que de haber actuado en su momento, hoy algunos políticos de Cataluña no tendrían la preocupación de que «nacen más Mohamed que Jordi o José» y se habrían ahorrado que los tacharan de xenófobos por explicar que «muchos Mohamed no se integran» en España.

 Por eso cualquiera de los miles que esperan en Marruecos alcanzar la «Tierra Prometida» puede explicar perfectamente lo que sucede en Venezuela. Sobre los «socialismos extremos», los «comités de guerra económica» o los políticos que visten de camuflaje y boina roja que exigen buscar a los «enemigos de la patria» entre sus vecinos. Y por eso no importa si la patera parte de Somalia con su «socialismo moderno», o desde Myanmar hacia Tailandia con su «socialismo programático» o de Venezuela con su «Socialismo del Siglo XXI», aunque en este caso la ‘patera’ sea de Iberia.

 Explicaran que Venezuela ha construido un ‘aparatchik’ subsahariano que consume cerca del 70% del presupuesto, que las colectivizaciones han causado la ruina del aparato productivo y que terminó triplicando su deuda externa para financiar un aparato militar dantesco y no pocos lujos adquiridos en la calle Ortega y Gasset o Place Vendome. Explicaran que en la ultima década en Venezuela todas las sedes de los partidos políticos de oposición han sido ametralladas, han colocado bombas en las iglesias, lanzado granadas de mano a la conferencia episcopal y ‘bandalizado’ sinagogas. Los sindicatos y empresarios han sufrido la visita violenta de los grupos paramilitares que «defienden la revolución» y como al mismo tiempo en el que se condena la violencia, se les condecora y nombra como héroes, mientras atentaron contra la vida de los principales lideres políticos de la oposición, incluso asesinando o hiriendo a sus escoltas y a no pocos de ellos.

 Hoy los revolucionarios se disponen a profundizar la Venezuela subsahariana, que conducirá a las sanciones internacionales, mientras la persecución política e ideológica lleva a los líderes de oposición ya sin disimulos, a ser arrojados en mazmorras militares y la calle arde en llamas, en un último intento por detenerlos.

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