¡Linda Barinas!

Por: Carlos Raúl Hernández

… La vieja New York. Si puedo hacerlo allí, lo haré en cualquier parte.

 Sinatra (New York, New York)

Nuevamente tuvo lugar una campaña épica, en la que ciudadanos acorralados, auto regeneran su hígado, como Prometeo, para enfrentar la corrupción, la perversidad, el vandalismo. De nuevo la Venezuela democrática se le plantó al proyecto totalitario. Y otra vez a la cabeza Capriles a quien los venezolanos deben mucho. El extraordinario triunfo de Eveling Trejo, rosa de hierro, contra todas las potestades e iniquidades en Maracaibo, revela su fibra y capacidad política. Igual Ledezma en la Alcaldía Metropolitana, Cocchiola en Valencia, Alfredo Ramos en Barquisimeto, Carlos García en Mérida, Ceballos en San Cristóbal, dibujan una oposición asociada a la modernidad, a los desarrollos urbanos con más intensa actividad económica, cultural, educativa.

75 héroes en 75 alcaldías, 20 más que en 2008 y queda de nuevo aplastada la tesis subantropoidea de abstenerse, a cuyos defensores hay que recordarles que un millón de veces más vale para la causa de la libertad el alcalde de Maturín, Warner Jiménez, que venenosos twits desde Reijiavik, Murmansk, Tiflis o Katowice contra la «oposición funcional». Los partidos deben continuar su avance hacia el país profundo y estudiar los resultados para corregir errores. Como hicieron los fundadores de la democracia, que no quede una aldea sin casa de partido. Mientras, faltará una rueda. La oposición crece en número de alcaldías y el gobierno retrocede. La metáfora del plebiscito, marcó la campaña y posiblemente haya sido positiva, pero insuficiente. Esa idea, junto a «que nada te detenga», llegaban a los grupos más politizados, no así a la mayoría silenciosa, que necesitaba un mensaje más terrenal, como «un alcalde que te cuide», que recoja la basura, que ponga paradas de camioneta.

El hombre nuevo del maletín…

Extrañamente se habló, en una elección local, un lenguaje de alta política y no de «los problemas de la gente», como hasta ahora ha sido uno de los mandamientos. Pero era, mala o buena, solo una metáfora, ya que referéndum y plebiscitos son opciones cerradas y estocásticas: si o no. Una elección con miles de aspirantes es lo más lejos imaginable de ellos, y por eso ambos bloques buscaban sobre todas las cosas la polarización, para derrotar la dispersión disidente. Unos se lanzaron en misiones imposibles, otros a unas muy prácticas. Resentidos del PSUV a los que les pasaron el dedo de Maduro, querían vengarse al hacer perder a quien los culpaba, y venían por la revancha. En la oposición igual operó el despecho, pero también corrieron copiosas mesadas, que «el hombre nuevo del maletín» repartió a las «terceras vías» para debilitar los candidatos de la MUD.

Los disidentes se lanzaron con la deliberada intención de perjudicar sus troncos de origen. Pero ahora, de los mismos autores de las lambadas «la abstención», «los colaboracionistas», «chévere la constituyente», «los niní», «la calle», llega, directamente de sus estudios en Boston, el éxito «Mi 8 por ciento». Resulta que los disidentes resentidos con el gobierno, con la oposición y otros muy contentos porque hicieron dinerito, ahora son la nueva categoría trascendente de la política, «el Espíritu Absoluto» de la libertad, una raza irredenta que atraviesa el desierto en búsqueda de justicia. Ese 8 por ciento son gente humillada, vejada, maltratada por la MUD y base para arrancar con un nuevo movimiento purificador. En dirección opuesta los sucesores de Malba Tahan, el Hombre que Calculaba, descubrieron algo desopilante.

… y el Hombre que Calculaba

Si se suman los votos de la MUD, los de las «terceras vías» anti MUD, los anti PSUV, más los que no les gusta como viste Cilia, los que envidian las corbatas de Carreño y los que juzgan calurosas las chaquetas de Capriles, da más de 50%, en una operación matemática que deja literalmente colgando la «teoría de la cuerdas» de Scherk y Schwarz. Pero veamos en qué se traduce este análisis político new age. En Coro, el MAS hizo perder a la oposición. El PSUV obtuvo 38.050 votos (47,97%), el candidato de la MUD 37.173 (46,87%) y el MAS 1.141 votos (1,45 por ciento) suficientes para que la oposición ganara esa alcaldía. Por las maravillas del sofisma, «la astucia de la razón» hegeliana, ahora los votos de esa candidata se sumarían al gran total de la oposición. Otro caso interesante, lo ocurrido con un aspirante marginal en Libertador.

Por su nombre debe ser gran poeta, prosista y gramático, pero sus votos desaparecían misteriosamente y se sumaban a los de Jorge Rodríguez sin reclamos, lo que hace sospechar (Borges decía que los asiáticos no miraban: sospechaban). Más o menos 70% de sus votos fue al PSUV y el remanente que no le pasó a Rodríguez para no perder el glamour… ¿deberían sumarse a la oposición? Según la nueva matemática, ese candidato se contaría como «no oficialista». Son los misterios que corresponde desentrañar a los sabios. En cualquier caso, no hay que entenderlo todo. Pero lo que si es claro y extraordinario, lo que desafiaba todas las posibilidades, es la hazaña de José Luis Machín en Barinas, que ha debido y debe presidir las declaraciones opositoras desde esa noche. Ganar en la Meca, precisamente «el día de la lealtad» a Mahoma. Machín perturbó el orden público, ni decía groserías ni anunciaba hecatombes, como quieren los ruáfilos. Dirige una fuerza tranquila, valiente y eficaz. Sinatra podría decir que ganar en Barinas permitiría ganar en cualquier parte.

@carlosraulher

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