Mientras arriba versionan – Soledad Morillo Belloso

Por: Soledad Morillo Belloso

Soledad Morillo Belloso

Con un desparpajo que pone la piel de gallina, desde Miraflores han armado un cuento truculento de conspiraciones y sabotajes. Y ese cuento lo echan con cara de palo, sin que se les mueva un pelo. No hay un solo vocero técnico frente a las cámaras y los micrófonos. De la versión oficial se encargan fundamentalmente tres: Maduro, Jorge Rodríguez y Padrino López. Hacen alocuciones, declaraciones y ruedas de prensa sin permiso para que los periodistas hagan preguntas. Como diría un amigo argentino, «cantan el verso».

En Venezuela hay conocedores de casi todas las áreas del saber y el quehacer. Y en el asunto de la electricidad, abundan venezolanos (en nuestro territorio y en el exterior) que son autoridades en la materia.  A esas voces expertas, que son obviamente las llamadas a darnos un reporte detallado con diagnóstico certero, plan para atacar la emergencia y guía de actuación para los ciudadanos, el gobierno usurpador lo ha silenciado. Y el país ha sido condenado a escuchar los discursos de un psiquiatra enfermo de soberbia y cuyo hobby es la conversión de la política en un pozo de perversiones sin fin, un militar que cree que el poder de las armas debe pesar más que cualquier instrumento civilizatorio y un hombre  desalmado y sin los mínimos conocimientos de política moderna y de gestión pública que usurpó la presidencia de la República que ha convertido a Venezuela en desastre de magnas proporciones. Dije en un contacto con una estación de radio brasilera que la gente que está en Miraflores ponen cada día el contador en cero. Así, no hay plan, ni A, ni B, ni C. Es un perpetuo «cómo vamos viendo vamos yendo». En el colapso sistémico del país, es decir, de todo y en todos los aspectos, la improvisación y el resuelve es la norma de supervivencia. Y los ciudadanos, convertidos en siervos de la gleba de unos atrasados y salvajes señores feudales, no tienen ni los recursos económicos ni operativos ni emocionales para enfrentar una situación que ha vuelto trizas la infraestructura y estructura del país, de las industrias, las fábricas, los comercios, las calles y carreteras, los hospitales, las escuelas, la banca y siga usted listando.

Ahora, con la paulatina, restringida e intermitente reconexión del servicio eléctrico, se ha creado una burbuja falsa, una mentira fresca, una ilusión. Si el país encendiera sus fábricas, metros, escuelas, comercios, industrias, etc, se produciría un nuevo colapso, peor aún que el que ocurrió. Entonces, ¿cómo se produce, cómo se trabaja, cómo se puede armar una agenda medianamente normal? De seguro, ello no es posible si desde Miraflores y los cuarteles lo único que se hace es gastar tiempo, dinero y recursos operativos en mentir.

En semejante escenario, la posición de la Asamblea Nacional, de Juan Guaidó, de las iglesias, de las organizaciones sociales y gremiales, de los sindicatos, de la Academia, de los partidos políticos serios y de los ciudadanos, así como de los países del hemisferio y más allá, es clave. El país tiene que ser escuchado en su claro y justo grito: «Fuera el usurpador».

Soledadmorillobelloso@gmail.com

@solmorillob

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