Nikolai Madurotov - Laureano Márquez

Nikolai Madurotov – Laureano Márquez

Publicado en: Tal Cual

Por: Laureano Márquez

Laureano Márquez

Es su verdadero nombre y es un misterio el lugar de su nacimiento, lo que se sabe a ciencia cierta, por pruebas de ADN realizadas al cadáver momificado de Josif Stalin, es que es efectivamente hijo suyo (el parecido es evidentísimo). Claro que usted, acucioso lector, se estará preguntando, cómo puede ser hijo del llamado “padrecito” por los soviéticos, si éste pasó a mejor vida en 1953, y el otro nació 1962. La respuesta es muy sencilla y compleja a la vez, como una matrioska.

Nikolai Madurotov -  Laureano Márquez
Cortesía: Tal Cual

En los últimos años de su vida, Stalin concibió un ambicioso proyecto de expansión del modelo soviético por todo el mundo, con especial interés en promoverlo en los países más atrasados. Al contrario de Marx, que pensaba que el socialismo venía luego del desarrollo del capitalismo, Stalin concebía la tesis -enteramente suscrita por el régimen de Venezuela- de que mientras peor, mejor.

El proyecto se adelantaba a su tiempo porque incluía ideas como la clonación, la fecundación in vitro y la utilización -en vez de células madre- “células padrecito” para literalmente, fabricar un clon de su madre.

Para tal fin, el médico personal del líder soviético, el Dr. Mirón Vovsi, asesinado luego por una purga (las purgas en la URSS siempre fueron muy peligrosas, si pican una rata y luego la rata pica al humano, se produce la peste que acaba con mucha gente). El caso es que, antes de ser purgado, Vovsi tomó diversas muestras del ADN de el líder de la URSS, también del esculapio mitocondrial y por supuesto de su semen, en este último caso con el auxilio de la renombrada enfermera Kira Argounova. Encargado del departamento de reproducción asistida de la universidad Patricio Lumumba o Morochito Hernández (no recuerdo muy bien cuál), Mirón guardó las muestras en una cápsula de peltre de origen colombiano en un sótano congelado en Gorky Park, que queda saliendo del Kremlin a mano derecha como quien va hacia el río Moscova por el llamado paseo de Catalina la grande.

Allí, la simiente del hijo de Yekaterina Gueladze, permaneció oculta durante muchos años, quedando en el olvido. Cuando Stalin Fue denunciado en el XX congreso del PCUS, Nikita desconocía la existencia del sótano oculto, cuya entrada quedó cubierta de hiedra (hedera canariensis). Ahora bien: ¿Qué sucedió entre ese momento al nacimiento de Nikolai? y ¿cómo llegó el material genético al laboratorio de la universidad de La Habana? Material que sería descongelado y utilizado para la fecundación de un óvulo donado por La Pasionaria durante su estancia en la URSS y que había llegado a Cuba, años antes, a bordo de un barco chino, como regalo de Mao al Comandante.

La explicación es sencilla: en 1960 el hijo mayor de Fidel Castro, con mucho esfuerzo, consiguió una beca para estudiar física y matemáticas en el Instituto de Energía Atómica de Moscú. Trotando una mañana por Gorky Park, Fidel Castro Díaz Balart, descubrió en una puerta oxidada un cartel que ponía: “Центральный Парк Культуры и Отдыха”, así como lo oyen (es decir, como lo leen) Fidelito, quedó estupefacto ante lo que decía el cartel, especialmente porque no entendía nada de ruso, sin embargo, no pudo contener la curiosidad científica y se adentro en el oscuro pasillo que conducía a unas escaleras que descendían a un laboratorio lleno de frascos, frasquitos y frascasos que se agolpaban en aquel reducido espacio congelado en el tiempo. Entre ellos, encontró algo que llamó su atención: la cápsula de peltre con una etiqueta que ponía “Stalin” y “sólo para fines procreativos” entre paréntesis.

Fidelito guardó el hallazgo en el congelador de su residencia estudiantil y en su siguiente viaje a Cuba para la celebración de la Semana Santa, se lo entregó a su padre.

El resto de la historia es conocida, Fidel tuvo muchos planes para apoderarse de Venezuela, lo que no se sabía es que uno de ellos fue el de crear una especie de clon del “padrecito” para controlar a Venezuela, cuando las condiciones fuesen propicias.

El resultado está a la vista. No solo es el parecido físico, también sus acciones políticas se asemejan. Es evidente que lo lleva en los genes. Fidel trató de mantener en secreto su proyecto “el stalin tropical”.

Sin embargo, el entonces director de la KGB, Vladimir Putin tuvo conocimiento del plan y ahora exige la parte que a Rusia le toca en el reparto del país, porque si su nación puso la materia prima, también tiene –según él– derecho a la materia prima venezolana. Es lo que hace hoy como zar de todas las rusias, incluida la venezolana.

Quizá ahora entienda el lector por qué hay soldados rusos vistiendo uniformes del ejército venezolano.

Lea también: «El huracán Nicolás«, de Laureano Márquez

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Post recientes