Una historia de amor... y de política - Soledad Morillo Belloso

Una historia de amor… y de política – Soledad Morillo Belloso

Por: Soledad Morillo Belloso

Él, Ri Jeong-hyeok, un joven y muy exitoso (y, uf, guapísimo)  capitán de Corea del Norte apostado en la frontera con Corea del Sur. Ella, Yoon Se-ri, una joven y muy exitosa (y lindísima) empresaria surcoreana que por un giro de la trama termina cayendo en «territorio enemigo». Repito, ambos califican en la categoría «jóvenes y exitosos». Ella sufre un accidente en parapente y literalmente aterriza del otro lado de una de las fronteras más peligrosas del mundo en los brazos del oficial del ejército (enemigo) quien decide ayudarla a esconderse y a cruzar de vuelta la azarosa frontera. Ambos son coreanos. Distintos. Nacidos muchos años luego de la guerra y la separación. Y han sido criados y moldeados para verse como enemigos.

Las novelas, escritas o en los últimos años llevadas a la  televisión o el cine, han sido ejercicios modificadores o modeladores de reflexión. Así ocurrió con obras que hoy consideramos «clásicos». De muchas nacionalidades e idiomas. Quisieron sus autores sacudir el pensamiento de su época; hacer que lo que se daba como verdad inamovible entrara en revisión. La lista de ejemplos es larga y no cabría en este espacio.

De producción surcoreana (grabada en Surcorea, Suiza y Mongolia), «Crash landing on you» es un esfuerzo de alta factura de hacer entender que la reunificación es deseable y posible. Que se requiere cambiar la mirada, darle una oportunidad a una respetuosa reconciliación. Que la verdad y la razón no están en un solo lado.

En 1953, tras una guerra sin vencedores ni perdedores, Corea quedó dividida en dos países. Los coreanos del norte y los del sur quedaron atrapados en el odio. Para norteños y sureños, los «otros» se convirtieron en enemigos. Unos y otros se ven como «nosotros somos los buenos» y «ustedes son los malos». Desde 1953 hay una guerra fría, con gruñidos hoscos.

Los productores, guionistas, directores, vestuaristas, etc. de «Crash landing on you» (no sé qué traducción  le han dado al título) se cuidaron mucho de los detalles, tanto en el lenguaje (el del amor, de la pasión, de la risa, del miedo, de la tristeza), como en el planteamiento de usos y costumbres, ambientes, clima, gastronomía, vestimenta, celebraciones. En la historia hay, claro está, héroes y villanos, tanto surcoreanos como norcoreanos; es una historia en la que el bien confronta al mal.

Además de recomendarle que la vea (se va a divertir y le va a resultar extremadamente agradable  en estos tiempos de claustro pandémico), quiero decirle a usted, querido lector, que esta «novelita rosa» le va a hacer meditar -sin espesura de denso lenguaje ni exigencias de profundidades académicas- sobre las posibilidades que los seres humanos somos capaces de crear para vencer eso que otros ven como «lo imposible».

Es una historia de amor. A no dudarlo. Deliciosa. Bellísima.  Pero es también una novela que hace reflexión política y nos invita a sumergirnos en ella.

Podría contarles muchos intringulis de los muchos escollos que tuvieron que enfrentar los productores para poder  llevarla a la pantalla. Pero no lo voy a aburrir. Me limito a decirle que «Crash landing on you»  no solo es un «éxito de taquilla» sino que ha obligado a autoridades y políticos coreanos de los más altos niveles a replantearse la situación.

Yo la vi en Netflix pero entiendo que se consigue en varias plataformas. Es una miniserie de 16 episodios. No tiene desperdicio. Véala. Es alimento para el alma y la conciencia.

 

 

 

Lea también: «La tinta sin secar«, de Soledad Morillo Belloso

 

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