«Haciendo de tripas corazón»

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   La mayoría de las gráficas que ilustran las primeras páginas de la prensa nacional y regional, en la mañana de hoy, son tomadas en la frontera tachirense, cerrada por orden del Presidente de la República luego del ataque contra efectivos de nuestras Fuerzas Armadas. Las fotos, más allá de evidenciar un simple cierre de frontera, pueden verse como una metáfora impactante de lo que es el país que tenemos hoy en día.

  En El Universal, la foto de France-Presse nos muestra una cerca alambrada de púas. A la izquierda de la foto dos soldados fuertemente armados, tranquilos, apacibles. Para ellos hay un espacio inmenso. Se pueden mover a sus anchas. A la derecha de la foto, en cambio, se arremolinan, o para decirlo en criollo, se amuñuñan muchos civiles. No tienen mayor espacio. Los civiles- por lo que se ve- no podrán pasar al terreno donde están los militares. Si uno hace caso omiso de que se trata de la frontera, y de una decisión que, esperamos, sea temporal, esta es la metáfora del país: un país cercado militarmente, un país donde la población civil ha sido frenada, aislada, por los militares.

  Al otro lado de la frontera habla Álvaro Uribe, algo así como el Lex Luthor, el archivillano para el gobierno chavista: “Yo diría que no hay nada más peligroso que un fracasado en apuros, como está Maduro”. ¡Fracasado en apuros!, qué frase tan dura.

  Del exterior vienen también otras opiniones. En RunRunes leo estas declaraciones de Felipe Gonzalez:  Maduro no puede seguir ocultando su fracaso inventando conspiraciones. Venezuela atraviesa una grave crisis socioeconómica; de seguridad ciudadana y de libertades básicas. El país necesita un Gobierno que “gobierne”, sin buscar culpables fuera de su ámbito de responsabilidad; que abra un espacio de diálogo con la oposición y con los sectores productivos para intentar enfrentar los desafíos con una visión de los intereses generales de todos los venezolanos. Un diálogo capaz de reconciliar a una sociedad fracturada que sufre el fracaso y el sectarismo de los gobernantes.”

  Llama la atención que la palabra “fracaso” también se repite aquí. Insiste González en el diálogo. Fedecámaras propone diálogo, propone una ley, va inclusive a la Asamblea Nacional, se reúne con Elvis Amoroso, pero, de inmediato, aparece Diosdado Cabello y reclama: “¡Jamás una ley de la derecha saldrá de la asamblea revolucionaria!”. Con esos desplantes es difícil llegar a ningún lado. Ahora es Fedenaga -la Federación Nacional de Ganaderos- la que propone un plan para aumentar la producción de carne bovina y leche; y dicen que en seis meses podría aumentar la producción entre un 10% y 15%. Pero piden sentarse con el gobierno para ver cómo se adelanta esto.

  Si tomamos como definitiva la palabra de Cabello -al parecer el hombre fuerte del régimen-, nadie va a sentarse a conversar con Fedenaga; entonces no tendremos ni más leche ni más carne.

  Dice el propio Nicolás Maduro -y así le citan en Versión Final, en Maracaibo-: “Estamos haciendo de tripas corazón”. Se nota. El mismo presidente que dijo “no importa si el barril cae a cero la revolución seguirá imbatible”, ahora, con el barril por debajo del piso de los 40 dólares, reconoce que él y su gobierno están con el agua al cuello. Dice el titular: “Venezuela pierde un millardo por cada dólar que cae el petróleo. Barril a 38 dólares activa las alarmas del gobierno”. Ante esta dramática realidad, Maduro hace su penosa e impotente confesión: “Estamos haciendo de tripas corazón”.

  Bueno, no haga de tripas corazón, haga lo que se tiene hacer. Gobierne. Tome las medidas necesarias. Hágale caso a los expertos. Tenga un detalle de coraje y buena voluntad, y empiece.

 

 

 

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