El maestro Carlos Cruz-Diez (Parte 2)

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  La semana pasada  nuestra sección de Arte estuvo dedicada al Maestro Cruz-Diez:  «Carlos Cruz Diez en las grandes ligas», en referencia a la inauguración de las caminerías  realizadas por el maestro para el  Estadio de los Marlins, en la ciudad de Miami.

  Hoy continuamos nuestra sección de Arte con el maestro Carlos Cruz-Diez  y una amena y grata entrevista que sostuvimos en el programa de radio por el circuito Éxitos,  en relación a su más reciente condecoración: La medalla de legión de Honor Francesa, en la categoría oficial. Reconocimiento que el Estado Francés  otorga a hombres y mujeres, franceses o extranjeros, que hayan reunido a lo largo de su vida méritos extraordinarios realizados dentro del ámbito civil o militar.

  La entrevista se realizó vía telefónica desde la ciudad de Panamá.

  César Miguel Rondón (CMR): Cuéntenos maestro ¿qué es para usted esta condecoración que le da Francia?

  Carlos Cruz-Diez (CCD): Bueno yo creo que esas cosas son placenteras, y sobre todo que ésta es la tercera condecoración que me da Francia. Yo recibí hace muchos años la de “Artes y letras”, y después me dieron la misma de “Artes y letras”, pero en su máximo grado. Y ahora me dan la “Legión de honor”, que allá en Francia es sumamente respetada, en toda Europa.

  Yo creo que acá en Venezuela, en el trópico, a esas cosas nosotros no le damos la importancia que en Europa se le dá. Acá a nosotros nos da un poco de risa, pero no, eso es importantísimo. Estoy muy contento.

  CMR: Ahora maestro, fíjese, usted acaba de decir algo muy interesante, en el trópico no le damos importancia a esas cosas, pero claro que tiene una importancia fundamental ¿Podría usted explicarle a nuestros queridos con-ciudadanos tropicales, la importancia de esta condecoración?

  CCD: Bueno pues, lo que sucede es que esa medalla se da, nada menos que a los héroes de guerra, a la gente que ha hecho algo fundamental para el país, y no es una decoración así, digamos de compromiso, de amiguismo, no, es algo que se le da a alguien que ha cumplido toda una misión en su profesión y se supone que tiene cierta trascendencia para el país.

  CMR: Usted mismo lo acaba de decir, de hecho es una condecoración que la establece Napoleón, para los héroes de guerra, pero usted es un hombre de paz, usted solo se ha ocupado de la paz y del color.

  CCD: Exactamente, años después se aplicaría también, a los que han hecho las cosas bien por el país y no solamente son los guerreros, sino los intelectuales.

  CMR: Ya que estamos en ese terreno maestro, entre tantos hombres de guerra y soldados ¿cómo hacemos para que le demos más importancia a las artes, a la belleza, a la educación y a la cultura?

  CCD: Esos son problemas que siempre hemos discutido aquí en mi casa, desde los años 50 cuando yo decidí venirme a Europa. Mira hay una cosa fundamental en la educación que queda en el colectivo. En Venezuela, yo ya aprendí y creo que lo aprendió usted también, y todos los venezolanos, no se aprendió nunca la historia civil del país, sino solo la historia guerrera de Bolívar. Se enseñó que si en la batalla de Carabobo 200 caballos en la pica, pero bueno si yo no voy a ser profesional del ejército,  yo quiero conocer la historia cívica de mi país. Usted pregunta allá ¿quién era Rojas Paul y cuánto gobernó? y nadie se acuerda,  ¿quién era Cipriano Castro? y nadie. Se acuerdan solamente del hecho militar. Y yo he oído mil veces a mis amigos, mil veces, cuando hay un problema en Venezuela dicen “aquí hace falta un militar”, dando golpe sobre una mesa. Lo he oído y yo creo que tú también lo has oído. Y ahí está el error fundamental por lo cual Venezuela, durante un siglo, ha sido gobernada por caudillos, además que eran caudillos, ni siquiera eran militares, eran campesinos que reclutaron. Reclutaban peones de pueblo en pueblo y llegaban a Caracas, se disfrazaban de militares para gobernar, porque si hubiesen sido civiles, nadie les tendría respeto. Ahí está el fundamento del gran e inmenso problema que tiene Venezuela.

  CMR: Maestro, la última vez que conversábamos, usted decía que tenía rato que no pasaba por aquí, y bueno después de haber visto como le han destruido algunas obras, usted le había dicho a sus hijos que tomaran fotos, porque a la larga la foto era lo único que iba a quedar. Maestro ¿cuándo vendrá con una camarita por ahí?

  CCD: Tengo muchos deseos de ir a Venezuela, pero felizmente tengo mucho trabajo afuera. Aquí en América, exposiciones en Argentina, en Brasil, acabo de llegar de Sao Paulo. En Julio hay una exposición retrospectiva que estaba en Argentina y paso a Sao Paulo, y hay exposiciones también que están rodando por China y Corea, y en Europa. Yo creí que de viejito, iba a estar sentado tranquilito en mi casa leyendo, ahora estoy complicado, pero felizmente, es muy agradable.

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  CMR: Y no mencionó el trabajo que hizo en el estadio de los Marlins en Miami.

  CCD: Sí, me gusto mucho ese trabajo, porque es primera vez que un estadio de beisbol, de deporte, se integra al arte de esa manera. Hay tres artistas, yo escogí hacer la plaza, porque allí había un problema social, un sitio desprovisto de cualquier actividad, no tenía nada, desolado y el dueño de los Marlins quiso hacer una actividad social ahí, haciendo una plaza en la cual la gente venga a reunirse.  A mi me pareció muy plácida la plaza. Ahí puede pasar la gente y encontrarse, los enamorados y pasear.

  CMR: Para los enamorados, que bien.

  CCD: Claro, hay banquitos.

  CMR: Maestro, ¿cómo jugó con los colores allí? para los que no conocemos la plaza que usted hizo para el estadio de los Marlins, y siempre su obsesión es el color no, sobre todo cuando el color no está y usted lo saca de donde menos se sospecha.

  CCD: Quedó  muy interesante. Hay un problema que yo he propuesto que es el color que no está sobre soporte, sino que se va haciendo en la medida que nos vamos desplazando sobre esas caminerías, que una va a las taquillas y otra va a las gradas, es decir que es obligado pasar por ahí.

  CMR: Recuerdo, una vez comenté, la anécdota que me dijo el maestro Abreu, cuando usted hizo el piso en el nuevo teatro de la escuela del Sistema de Orquestas:

El maestro Abreu decía – “Y no hay color rojo aquí en el piso”

Y  usted dijo – “claro que hay rojo”

– “No lo veo” le dijo Abreu.

Y usted contestó -“Camina”.

  CCD: Exactamente.

  CMR: Maestro, con mucha envidia, porque a su edad no ha parado de trabajar, pero más que eso, no ha parado de reírse y de ser feliz. ¿Cuál es su secreto maestro?

  CCD: Bueno, yo creo que eso lo heredé de mi madre. Mi madre todas las cosas graves las transformaba en un chiste, y mi padre, que era más sobrio, terminaba riéndose de los problemas porque ella los transformaba inmediatamente en humor. Yo desconfió del que no ríe, es sospechoso el que no ríe

  CMR: Y el que vive bravo también

  CCD: El que vive bravo es porque es ineficaz. Si fuera eficaz no estaría bravo. Es como, en Venezuela siempre se anda deprisa, el que esta deprisa es porque es ineficaz también.

   El maestro Cruz-Diez se encontraba en Panamá y nos regaló unos minutos de su tiempo en esta pequeña entrevista con la sencillez y el humor que le caracterizan.

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